Kiba Inuzuka.

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Sasuke ya se encontraba algo harto de la actitud que estaba tomando aquel sujeto, si bien, su molestia no se expresaba tan bien como la de Naruto, esta comenzaba a hacerse cada vez más notorio. No fue hasta el tercer día, después de andar tranquilamente por pueblos pequeños, que Naruto estalló al fin.

— ¿Por qué no dejas de mirarme así? —preguntó Sai, con la voz monótona de siempre. —Si lo sigues haciendo no dudaré en darte un puñetazo.

El Uchiha suspiró, sabiendo lo que se venía.

— ¿Por qué no lo intentas, imbécil? —retó Naruto, irritado.

—Humm... —Sai hizo un movimiento con la cabeza, como si estuviera pensando. —Realmente tienes muy mal carácter, Naruto. ¿Es porque esa tal Sakura te rechazó? ¿Por eso estás buscando salvarla, para que te quiera?

De nuevo, ese tono despectivo a Sakura. Sasuke suspiró con fuerza, manteniendo sus emociones al margen, debía ser el adulto ahí ya que su líder no ponía el alto. Yamato los estaba mirando sin saber muy bien que hacer, queriendo razonar con ellos de nuevo, debió haberse dado cuenta hace cuatro peleas que eso no funcionaría.

—Déjalo ya, Naruto. —ordenó Sasuke, jalándolo por el hombro. —Ustedes dos no han hecho nada más que perder el tiempo desde que salimos, cada momento de esta misión es primordial para mí.

— ¡También lo es para mí! —reprochó el rubio, apretando los puños.

—Entonces actúa como tal. —reprendió Sasuke, frunciendo el entrecejo. —Cada vez que te detienes a pelear con Sai, es un tiempo que Sakura no puede tener.

—Sasuke...

—Supongo que algo bueno tenía esa chica después de todo. —siguió Sai. Aún no comprendía como alguien tan débil como ella pudo hacerse amiga, e incluso generar sentimientos de alguien como Sasuke. Lo creía de Naruto, después de todo, le parecía un idiota.

— ¿A qué te refieres? —preguntó Naruto, a secas. Sasuke sin borrar la expresión sombría de su rostro, siguió mirando a Sai.

—A pesar de lo débil que era, sabía cómo manipular a todos a su alrededor. —comentó Sai, simplón. —No entiendo muy bien qué le veían, pero tiene incluso a la Hokage en su bolsillo.

—Sakura no era débil. —dijo Naruto, a punto de plantarle un golpe en la mejilla. —Si sigues hablando así de ella, no me haré cargo de las consecuencias.

—Ya basta ustedes tres. —se metió al fin Yamato, dando un respingo. —Ustedes deben saber más que nadie que el trabajo en equipo es esencial para la misión. Y como dijo Sasuke, no podemos seguir desperdiciando tiempo.

—Ellos deberían entender eso, ¿no? —preguntó Sai, señalándolos. —Naruto es quién ha estado peleando durante todo este tiempo, mientras que Sasuke lo deja hacer lo que quiera.

— ¡Es porque tú no dejas de tirarle mierda a Sakura!

—Sólo he dicho la verdad. —sonrió Sai. —Sakura Haruno se debió haber quedado muerta después del incidente con su padre.

Fue como si el tiempo se hubiera detenido por un segundo, Sai apenas fue consiente de la información que reveló, pues Danzo ni nadie le dijo que no podía decir eso; no fue hasta que vio la cara de consternación de los otros dos, que se dio cuenta que quizás reveló algo que no debió. Sin embargo, antes de que pudiera crear alguna excusa valida o siquiera formularla, Sasuke ya lo tenía contra el suelo, dándole un fuerte golpe en la cabeza y tomándolo por el cuello, con la amenaza de crear el chidori si se movía un par de milímetros.

— ¡Sasuke! —exclamó Yamato, sorprendido por la temeridad de Sasuke. No había dudado ni un segundo en lanzarse a él, incluso, si no quisiera información, Yamato no tenía duda de que lo hubiese matado.

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