¿Es a esto a lo que llegamos?

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—Sakura. —llamó Itachi, la chica de nuevo iba perdida en sus pensamientos. Tobi como siempre, molestaba a un dormido Lee, arrancándole las cejas. —Sakura.

— ¿Qué ocurre, Itachi-san? —preguntó. Llevaba el anillo en la mano, mirándolo constantemente, haciéndose recordar que todo aquello valdría la pena al final.

—Debes dormir un poco. —pidió Itachi. —Apenas has dormido algo en estos dos días, Masamune se alimenta de tu energía, podría desaparecer en cualquier momento.

—No puedo dormir. —murmuró ella. La mente se le llenaba de pesadillas al instante que conseguía conciliar el sueño. —Prefiero ver la noche.

Itachi se sentó a su lado, haciendo que Sakura recargara la cabeza en sus hombros, la chica no cerró los ojos, se quedó contemplando el cielo oscuro, nublado por el tiempo, advirtiendo que se estaban acercando a la Aldea oculta entre la Lluvia. Esa noche no había estrellas que ver.

Lee cayó de agotamiento a las primeras dos horas del viaje, a pesar de que Sakura usó su ninjutsu médico en él, el cansancio no lo pudo desaparecer de ninguna manera. Todos estaban agotados, pero Sakura sentía que Lee lo estaba aún más. Seguro que al momento de ver a Neji se replanteó si estaba haciendo lo correcto, ciertamente, Sakura nunca interactuó con el genio Hyuga, sin embargo, pudo percibir que el dolor en su mirada era tan intenso como el de Naruto y Sasuke.

Sakura con cuidado deslizó su mano hasta tomar la de Itachi, de cierta forma, le daba ánimos para seguir adelante. Casi con una ternura paternal, Itachi le atusó el cabello a Sakura, peinándoselo por encima de las orejas hasta que notó que los mechones no se le escaparían por los costados; Sakura se dejó hacer, cerrando los ojos, ahí, sobre el hombro de Itachi sentía que nada podía alcanzarla. Ni Orochimaru, ni Danzo, ni Akatsuki, todo se desvanecía y podía ser libre, junto a él, no había sentimientos catastróficos inundando su mente, las caras de Naruto y Sasuke no venían a su cabeza, el simple hecho de fantasear con la felicidad de no llevar nada sobre sus hombros era tan tentador que nunca quería dejar de sentirlo.

Más de una vez Sakura idealizó un mundo sin que nada de eso hubiera pasado, que todos hubieran tenido las vidas que merecían. Sasuke e Itachi viviendo junto al clan Uchiha, sin matanzas ni traiciones, siendo la feliz pareja de hermanos que eran antes; Sakura siempre se preguntaba cómo sería Sasuke entonces, seguro un chico que desparramaría dulzura de todos lados, sin esa barrera que tanto lo caracterizaba. También imaginó a Naruto conociendo a sus padres, sin ser tratado como una peste en la aldea, seguro que su sonrisa sería mucho más bonita que la que tenía ahora; Lee, por supuesto, estaba incluido, un Lee sin ser tratado mal por otros, sin ser subestimado por no tener habilidades en las técnicas ninjas.

Sakura imaginó un mundo donde sus padres la hubieran amado desde el momento en que nació.

Y más de una vez se preguntó si Itachi podría meterla en un genjutusu y dejarla ahí para toda la eternidad.

Una gota de agua le cayó en el rostro, despertándola, seguida de un montón más que comenzaron casi a ahogarla. Sakura se sentó de golpe, cubriéndose la nariz y boca con su mano. A Masamune le costaba mantener el vuelo, por lo que fue reduciendo la velocidad para poderlos dejar en el suelo; mientras descendían, Lee le pasó la mascará que utilizaban en la aldea de la lluvia. Debido a que no tenían una para Masamune, este terminó marchándose de ahí, desapareciendo en una pequeña nube de humo.

Acababan de llegar de nuevo a la aldea, no obstante, lejos de como fue antes, nadie los detuvo y llegaron a la guarida en cuestión de minutos. Esta vez solo estaban Sasori, Deidara y Konan en el lugar.

—Veo que cumplieron. —dijo Konan al ver el anillo que llevaba Tobi ahora en el dedo, Sakura apenas se daba cuenta que lo había arrebatado de su persona. Incluso Itachi pareció sorprendido de que Sakura no lo llevara encima.

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