Almas gemelas.

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—No te preocupes, Kiba. —dijo Shino, poniéndole una mano en el hombro. El castaño lo miró, frunciendo la boca. —El que Hinata y Naruto estén hablando, no significa nada.

— ¿Ah... no?

—Solo porque Hinata haya estado enamorada de él toda su vida y Naruto pareciera avergonzado al hablar con ella, no significa que comenzaran a salir juntos.

—Shino, mejor cállate. —espetó Kiba.

Sakura pasó al lado de ellos, frunciendo la boca al instante en que escuchó su conversación. Tenía muchas ganas de reventar el suelo bajo sus pies.

—Oye, Sakura, ¿sabes dónde están Naruto y Hinata? —preguntó Kiba, tomándola del hombro. Una venita se hinchó mucho más en la cabeza de Sakura, y una parte del suelo se estrelló por la rudeza de su pisada. Sin embargo, Shino fue el único que lo notó. —Te estoy hablando, Saku-

—Ehh, no lo sé, no me interesa. —contestó simplona, deshaciéndose de su agarre y tallándose la nariz con fuerza como si algo le molestara allá adentro. — ¡Por mí que sean muy felices juntos! ¡Seguro que buena pareja hacen! —rechistó, tronando los dientes.

Kiba por primera vez sintió que alguien lo entendía por completo. Atrapó las manos de Sakura entre las suyas y sus ojos parecían destellar de lo feliz que estaba.

— ¿Qué diablos...?—Sakura puso un rostro de repelús. Kiba emocionado podría ser aún más odioso que Kiba chiquito.

— ¡Sakura! ¡Te comprendo por completo! —chilló él, sin soltar sus manos. Sakura soltó un suspiro, hubiera escapado cuando pudo. —Esos dos son unos desconsiderados, ¿verdad?

— ¿Despistados?

Kiba se quedó quieto después de todo el barbullo formado, aún tenía las manos de Sakura entre las suyas; ladeó el rostro y la miró con confusión. —Tú estás enamorada de Naruto, ¿no? Por eso estás celosa de Hinata.

Los engranes poco a poco comenzaron a girar en la cabeza de Sakura, que al momento en que embonaron, comenzó a abrir la boca totalmente sorprendida y ahora sí, estrechó con fuerza las manos de Kiba.

—No me digas que tú...

— ¡No puedes decírselo a nadie, tonta!

— ¡Solo un tonto llama a otro tonto! —recriminó Sakura, ahora con las manos entrelazadas con Kiba, ambos buscando que el otro retrocediera sobre sus pasos.

Que poco les duró el compañerismo. —pensó Shino, alzando una ceja.

— ¡Tonta, tonta! ¡Sigues pareciendo chico a pesar de todo! —gritó.

— ¡Prefiero parecer un chico que un perro! —contratacó Sakura, dándole un cabezazo que Kiba resistió bastante bien. — ¡Ni en un millón de años le gustarás a la dulce Hinata!

— ¡Podría decir lo mismo del idiota de Naruto, es tan lento que seguro nunca se dará cuenta! —recriminó Kiba, sintiendo que su corazón se partía por la mitad. Lo mismo pasó con Sakura cuando dijo aquello.

— ¡No hables de Naruto!

— ¡Ni tú de Hinata!

— ¿Qué le haces a Sakura? —reprochó Lee, cortando al agarre que tenían ambos entre sí. Kiba y Sakura agitaron sus manos, debido al golpe que afectó a ambos. —Si te metes con mi princesa, no te lo perdonaré.

—Lee...—Sakura se cautivó nuevamente, aunque luego sonrió socarronamente a Kiba.

— ¡Waa, que cursi! —escupió Kiba.

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