HAVOC

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CUANDO EL PASADOTE ALCANZA

—¿Cómo está Alex?

—¿En serio vas a preguntarme por él?

—Es tu novio, así que...

—¿Te interesa mucho que sea mi novio, Dixon?

Rovia enarca una ceja y el moreno le sostiene la mirada, impávido. Jesús sonríe sin esperar una verdadera respuesta mientras finge volver a revisar la libreta que tiene entre las manos, pero comenta que Alex ya se encuentra mejor, ha tenido unos días terribles con un poco de gripe, y los enfermeros como los doctores son los peores pacientes, pero se está recuperando bien.

Jesús levanta de nuevo la vista hacia el hombre y comenta como pensando en voz alta que en realidad sólo está esperando a que sea la siguiente discusión y terminen de nuevo, es en realidad inevitable entre ellos dos.

Daryl se remoja los labios y le pregunta por qué no sólo lo termina, si ya sólo está esperando la siguiente vez.

—No estoy ni un poco interesado en estar soltero —sonríe el castaño—, tal vez si hubiera alguien más... ¿Se te ocurre alguien que pueda estar interesado?

Los dos hombres se miran a los ojos.

—Tal vez.

—Tal vez es mejor que el no de hace nueve semanas —sonríe Paul.

Suena legítimamente divertido, contento, incluso altanero, pero tiene las mejillas encendidas.

—¿Qué necesito para el sí?

Daryl abre la boca para responder, pero Tara los interrumpe entrando a la bodega.

La mujer está diciendo algo sobre el aceite de maíz, pero se detiene en medio de la frase y mira entre los dos, su sonrisa lobuna se extiende mientras se disculpa por haberlos interrumpido en lo que sea que estén haciendo allí los dos solos, pero los dos hombres sólo ruedan los ojos, porque es obvio que no hacen nada, Jesús está comprobando lo que se llevará a Hilltop por el intercambio y lo que trajo a Alejandría, y Daryl hasta hacía cinco minutos estaba ayudando a cargar y descargar, Tara lo sabe, todavía así insiste en disculparse por molestarlos y se marcha diciendo que volverá a dejarlos solos para que continúen con su rito de apareamiento.

—Así que —habla de nuevo Jesús una vez que la mujer se va—, ¿vendrás a Hilltop?

Daryl asiente: —Todavía no, quiero ir a revisar las trampas y cazar un poco para dejar carne aquí antes de ir allá a ayudar con las cosechas. —Mira la carreta preparada para la partida de Rovia—. ¿Me das un viaje?

—A donde quieras. —Rovia lo mira ladeando la cabeza haciendo que un mechón de cabello se suelte. El moreno estira la mano y se lo acomoda detrás de la oreja sin pronunciar una palabra, retrasando la mano un momento junto a su cara, sólo un instante. Si Paul restriega su cara un poco contra el toque, ninguno dice nada.

Veinte minutos más tarde, la carreta se detiene frente a las puertas de Alejandría mientras Eugene y Rosita las abren. Ambos saludan a Rovia agradeciéndole el intercambio y deseando verlo de vuelta pronto, aunque saben que la siguiente vez que venga será en poco más de un mes: el pelinegro, junto a Rovia, anuncia que irá a ver las trampas y regresará antes de que oscurezca, y la chica le pide que se cuide.

—¿En cuánto tengo que esperarte en Hilltop? —pregunta Paul mientras conduce.

El moreno lo piensa un instante, calculando, y le dice que irá en nueve días, diez a más tardar.

Jesús asiente y le lanza una mirada cargada de cariño mudo, quiere estirar una mano y colocarla sobre de la pierna del pelinegro con un suave apretón, como hacen los amantes, pero ellos no lo son, de todos modos, está seguro que si lo hiciera, Daryl no se quejaría, probablemente fingiría no notarlo, con mucha suerte, si está de humor, pondría su mano sobre la de Jesús un segundo o dos, de todos modos, Rovia no lo hace, sabe que primero deben resolver esto que hay entre ellos. Ambos quieren hacerlo del modo correcto, por una vez en sus vidas, pero ninguno de los dos tiene la menor idea de cómo se hace eso. Paul debe terminar con Alex, lo sabe, pero hacerlo sin que Daryl esté listo podría hacerlo sentir presionado, y aunque la familia de Daryls abe que el hombre es bisexual más bien por deducciones, Daryl nos abe si está listo para admitirlo en voz alta, con todo, Daryl está seguro de que quiere hacerlo, decirlo, y acabar con este extraño juego para hacerlo real... Y eso se oye aterrador, para los dos.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora