LUNA DE CAPRICORNIO

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CAPÍTULO1: EL MONSTRUO DE BARRINGTON

La diligencia se mueve despacio, pesado. Ha llovido por la mañana y por la noche llueve otro poco, pero los caballos siguen andando.

Pronto será medianoche, Paul mira por la ventana de la carreta hacia el angosto sendero que atraviesa el bosque. Esta noche hay luna llena, brilla y resplandece tanto que ni siquiera hay necesidad de usar farolas, y finalmente llegan a su destino, Barrington Village, un pequeño pueblo rural perdido en un valle rodeado de tres colinas. Dada la costumbre, esperó encontrar al pueblo dormido, pero pese a la hora siguen todos despiertos, curiosos, esperándolo. Apenas se detiene el carromato, Jesús salta fuera de vuelta a piso firme luego de tres horas andando, y casi enseguida se haya rodeado de mujeres, con algunos pocos hombres y un círculo más amplio de personas. Si hay algo que la vida le ha enseñado a Rovia es a fijarse en la gente, especialmente en los lugares pequeños y apartados donde cada persona interpreta un papel para cumplir una función que mantiene al sitio. Las primeras en venir a él, mientras el conductor descarga sus maletas, son las jóvenes casaderas, sonrientes, arregladas, emocionadas por un hombre joven y guapo que viene desde la ciudad y que podría ser su pase de salida para irse de allí. Cuatro chicas guapas, de vestidos amplios y oscuros, tocados altos, quizá demasiado maquilladas, y todas sonriendo inmenso y presentándose ante el forastero a quien llaman "joven inglés".

El siguiente círculo es el de mujeres jóvenes, pero prometidas o recién casadas, interesadas aún en los chicos, pero no intentando ganar nada.

En ese mismo círculo hay al menos una decena de muchachos y hombres que quieren conocer al tal visitante, al forastero que viene a su tierras para hacer una documentación a profundidad sobre el ahora famoso y llamado "Monstruo de Barrington": en la ciudad la gente se muere por leer un relato sobre esa oscura historia que les llegó desde El Reino, pero que tiene por protagonista ese pequeño y vetusto pueblo, a esa gente, y a un demonio con forma de animal sacado del infierno.

El último círculo es el de los desconfiados, a menudo ancianos y ancianas que se sienten amenazados por los foráneos. Pero hoy, aquí, en mitad de la plaza y rodeado por farolas todavía encendidas en las puertas de todas las casas, se percata de que hay un círculo más allá, lejos, un hombre lo mira.

No puede verlo del modo adecuado en las penumbras. Es alto, de espalda ancha y brazos cruzados, sus ojos son un destello de azul gris. El hombre más allá de todos mira al castaño, está recargado en la única casa con la farola apagada, fuma, a juzgar por el humo que sale de su boca.

Entonces, el anciano gobernador de la Barrington Village, un pequeño y regordete hombre llamado Gregory, aparece abriéndose paso y se apresura a dar la bienvenida al heraldo mandado desde la ciudad por el periódico de Nueva Orleans, allá en esa ciudad donde son tan adeptos a las historias de misterio; Paul vino aquí para documentar al supuesto Monstruo y quizá volver con una imagen detallada a él que dará a los dibujantes de la editorial para que lo puedan ilustrar.

Mientras el anciano da un discurso grandilocuente sobre la gente culta que viene de la ciudad, Paul mira de nuevo hacia la farola negra, y el hombre se ha ido.

—Hay una buena posada, joven Paul... en verdad muy hermosa y elegante donde las jovencitas... —Jesús tiene un momento de vértigo ante la mención.

Tiene hospedaje, le asegura al gobernador. Despidiendo a las mujeres que lo rodean e inclinando la cabeza cortésmente a los hombres que le miran, pregunta casualmente por la dirección de la familia Rhee.

Paul tiene veintiocho años, es un hombre adulto sin matrimonio ni compromiso, podría incluso considerársele un anciano, muchos otros hombres a su edad ya están incluso por convertirse en abuelos, pero él se ve particularmente bien, se ve joven, no es especialmente alto, pero es elegante, con sus impresionantes ojos azules, vestido con un traje de viaje de corte inglés y los largos cabellos castaños sujetos en una cola contra la nuca amarrados con un listón.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora