FRANKENBIKE

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Capítulo 1:TALLER

El muchacho odia esto, probablemente odia todo, pero ésto especialmente.

Ha sido trasladado a una nueva casa grupal por novena vez, pero esta vez tiene la advertencia de que será la última o lo retendrán en un orfanato. Sólo debe aguantar hasta los dieciocho y podrá hacer lo que quiera con su vida, le aseguró la trabajadora social, y Paul está haciendo esto.

Con todo, parece que mandarlo «aquí» es una especie de "castigo-advertencia" del sistema.

Southerville, es una pequeña ciudad al sureste de Georgia.

Y apesta. No sólo en el sentido obvio, porque hay caballos y granjas por todos lados, sino que realmente apesta. Su nueva escuela secundaria es la pequeña Crowell Country School; diablos, incluso tiene country en su nombre, pensó apenas verla. El sitio tenía más bien pocos alumnos, pero todos destilaban ese aire sureño de pueblo grande que le hizo saber desde el primer momento que tendría problemas.

El tiempo sólo le da la razón, porque el noveno día de clases, luego de haberse inscrito, recibe de la asesoría su nuevo taller.

—Perfecto para corregir maricas —le dijo la mujer en la ventanilla levantando una ceja.

Se supone que debe tener seis materias además de un taller.

Su nueva familia apesta, son siete chicos entre siete y dieciséis años (él tiene dieciséis aún), sus cuidadores son un matrimonio joven y un poco conservador. No saben que fue sacado de su antigua casa por pelear con uno de los chicos de su hogar cuando éste se enteró que Rovia es gay e inventó que le estaba coqueteando y lo incomodaba.

Sus nuevos compañeros apestan, los típicos adolescentes alérgicos al desodorante a pesar de que Georgia arde en verano y esto es agosto.

Su clase de Educación Física apesta. El maestro es un hombre empeñado en convertir a todos los chicos en machos alfa que sólo en la primera clase le dijo a Jesús que tiene cara de señorita con esos enormes ojos suyos y lo hizo dar seis vueltas más corriendo al gimnasio y le tocó ser el saco de boxeo cuando los chicos debían aprender a taclear para americano.

Y ahora su taller apesta, la hoja de notas dice que tomará el taller de «mecánica». Una nota en un papel aparte ha sido escrito por alguien de las ventanillas diciéndole que es justo lo que necesita para corregir su homosexualidad.

Paul arruga la nota arrojándola al bote de basura y se dice a sí mismo que sólo necesita soportar un año y medio más. Jesús gime sin mucho gusto, odia estar sucio y sudoroso, y el taller de mecánica suena a sucio, sudoroso y acompañado de un montón de testosterona (no de la que le puede gustar).

El taller de mecánica se lleva a cabo tres veces por semana en una pequeña cochera improvisada en la parte trasera del colegio.

Durante una hora entera después de sus clases: su profesor, Daryl Dixon.

—Dicen que está dando clases como trabajo social para evitar diez años de cárcel —le cuenta Weasley, uno de los pocos chicos a los que le habla—. No sé qué delito será, pero dicen que a veces viene aquí en una patrulla o un policía viene de cuando en cuando a asegurarse de que sí esté cumpliendo su trabajo y no huya a otro estado o a México, como su hermano... Su hermano mató a alguien y huyó del país.

—Porque claro, dar clases en una secundaria es igual de horrible que diez años de cárcel —se mofa Paul.

—¿No te gustan los carros?

—No —admite— y no entiendo por qué a los chicos les gustan.

—A los chicos no, a las chicas, y a los chicos les gusta gustarle a las chicas —le dice Wes.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora