DESUS. Daryl y Jesús

SKERRY (2)

JACK O'LANTERN

Una sonrisa escapa de los labios de Daryl...

...cada vez que descubre a Jesús escondiéndose y escapando de Max. Aunque a la distancia, nota cada ocasión en que Max va a pasar cerca de Jesús y el chico se esconde y empequeñece detrás de la multitud. Otras veces, las que menos, Rovia mira a Max en las cercanías y se apresura a empujar a sus amigas a cualquier sitio lejos de allí; en el banquete que se presenta en la plaza, donde hay una exposición de comidas otoñales, el castaño está sentado en una banca, comiendo tarta de calabaza con sus amigas, charlando como si nada, y al segundo siguiente ha saltado detrás de la banca y se oculta entre la paja mientras sus amigas fingen que no ha pasado nada y comen y charlan mientras Max camina delante de ellas sin apenas notarlas; el moreno, que lo mira todo a la distancia, sentado en su propia banca, con sus propios amigos, comiendo su propio dulce de calabaza, inevitablemente sonríe y vuelve su atención a Rick.

Su mejor amigo rueda los ojos, pero no le dice nada. Lori se sonríe sacudiendo la cabeza y Glenn no entiende de qué va todo, sólo Jeff ladea la cabeza y le pregunta si tanto le gusta todavía Paul a pesar de que lo rechazó.

—Así de terco es él —bufa Glenn, comprendiendo de pronto—. Sólo te recuerdo que yo soy tu cita, deberías estarme prestando atención a mí.

El moreno se ríe de eso y lo jala en un violento abrazo que lo hace chillar, el tipo de abrazos que Merle le daba a él. Rovia, que sale de entre la paja, quejándose de esto y quitándose las espigas del cabello, ignora a Sasha (que le dice que se ponga los pantalones y encare a Max), y sus ojos azules van directo allá donde cierto grandullón tiene abrazado ferozmente a Glenn, que chilla diciendo que le romperá los huesos. Daryl tiene mala fama en el colegio, principalmente por su apellido, sin embargo, a Jesús siempre le pareció imposible que fuera un tipo como el que todos dicen... cuando tiene por mejores amigos al "amigo de todos" Rick Grimes, y a San Glenn. Inevitablemente, Paul sonríe también.

A la noche, hay una presentación de linternas de calabazas.

Calabazas por todos lados decorando los caminos, las ventanas de las casas, como farolas en los árboles y en la plaza hay un centenar de ellas esculpidas y colocadas formando una especie de laberinto; Rovia mira,emocionado, y camina con sus amigas sacando fotografías a todo.

—Estás temblando —comenta Tara con su aire travieso.

Paul odia el frío, y ahora que octubre amenaza con terminar, el clima está empeorando y las noches empiezan a parecerle insoportables, hoy incluso usa doble playera, pero ni siquiera eso es suficiente, él mismo nota que pronto empezará a castañar los dientes.

—¿Quizá debamos volver a la posada? —inquiere Tara—, antes de que te congeles.

Jesús sacude la cabeza, todavía quiere ir a ver el resto de calabazas, sacarse fotos con ellas y tallar su propia calabaza en el taller que hay en la plaza, morir de frío en medio de un campo de lámparas de calabaza incluso le suena poético.

—Estás tiritando —se preocupa Tara.

—Sí, bueno... aun así... —Una sudadera gruesa le cae en la cabeza. Está caliente. Jesús la atrapa antes de que se le resbale y mira por sobre de su hombro, Dixon camina detrás de su grupo, lleva sólo una playera encima, aunque no parece molestarle mucho, y Jesús sonríe mientras se mete la sudadera por la cabeza.

Sus amigas, todas, lo miran rodando los ojos, no debería parecer tan feliz de que el chico al que rechazó lo siga cortejando.

Rick decide que deben tomarse una foto grupal en la fuente que está decorada con las linternas.