ORDINATIO NUPTIAS (3)

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CAPÍTULO 5. Deberes de Enamorados

Jesús entró en la enfermería, la charla con el pelinegro lo había sacudido probablemente más de lo necesario. Encontró a Alex atendiendo a Jack de un golpe con un martillo en un dedo que le rompió la uña desde la raíz, en aquellos momentos le sacaba de la carne enterrada los últimos fragmentos. Jesús no molestó, tomó asiento en una esquina y permaneció allí mirando por una ventana hasta que su ex vino a sentarse a su lado. El enfermero había dejado un par de tazas con té en la mesilla.

Paul agradeció la bebida y le dio un sorbo.

—Estoy saliendo mañana —dijo a Alex.

Hilltop necesitaba algunas herramientas extras para los invernaderos y Gregory quería que Rovia fuera a una plaza que se encargaba de vender cosas a granjeros, hacia el norte, a tres leguas de allí si iba en la motocicleta de Daryl.

—Así que irás con Daryl.

—Sabe estar afuera y necesito sacarlo de Hilltop, se está asfixiando.

—Bien, puedes aprovechar para hablar con él...

—No, ahora no, no puedo soltarlo, no voy a arriesgarlo. —Paul miró a Alex—. Lo siento.

—¿Te estás quedando con él?

—Es mi esposo, tengo obligaciones para con él.

—No, no las tienes, todos sabemos cómo funcionan las bodas de Gregory. —Alex bufó por la nariz y le hizo una señal para que saliera de la enfermería; odiaba discutir y quizá eso era lo que siempre complicaba las cosas entre él y Rovia, porque Paul tampoco peleaba y ambos siempre se quedaban los corajes para sí mismos.

Paul no volvió a su choza sino hasta el atardecer.

—Gregory quiere que consigamos algunas cosas de una tienda para granjas sobre la 91 —le dijo al moreno, que había preparado la cena y estaba recostado en un sofá, leyendo. Paul fue a su lado apartando las piernas del hombre para sentarse y puso las piernas sobre sus rodillas—. Estoy pensando en que vayamos mañana. ¿Qué dices? —Daryl bajó el libro de la altura de sus ojos y lo miró un breve segundo antes de asentir, dejó el libro de lado y se incorporó a medias, quedando tan sobre Jesús que no le habría costado nada salvar los centímetros y sentarse sobre sus piernas—. Me alegra, yo también necesito salir de aquí —sonrió el castaño. Contuvo las ganas de inclinarse para besarlo.

—¿Cuál es el plan?

—No está lejos, podemos ir en tu motocicleta, buscamos una camioneta allá para llenarla, buscar lo que necesitamos, probablemente un poco más para Hilltop, algo para Alejandría, y volvemos aquí en cinco días, yo en el coche y tú en tu motocicleta; ¿te gusta?

—¿Cinco días para cosas de granja?

—Cinco días para alejarnos de todo esto y, de paso, aprovechar para conseguir las cosas del invernadero —sonrió Paul—, ya le pedí a Sean que prepare nuestras cosas para una semana de viaje, y ya le dije a Alex que no vamos a ser novios porque me estoy quedando con mi esposo—; hizo una pausa ladeando la cabeza—. Eso no te obliga a nada, quiero decir, sólo digo... digo que estoy bien con esto, con el contrato, el matrimonio y contigo, aunque no sea como amantes, creo que podemos ser amigos y hacernos viejos juntos. De todos modos para como está el mundo quizá no lleguemos a viejos, y ni siquiera antes del infierno llegué a creer que me casaría así que no estoy esperando un cuento de hadas con final feliz. ¿Qué dices?, ¿lo intentamos?

Daryl lo miró parpadeando lentamente.

—Quiero decir... me gustaría... ver la cara de Gregory que intentó casarme para hacerme pasar un mal trago y luego descubra que en realidad me consiguió a alguien... no como pareja, si después... un día... te consigues a alguien... no una mujer, una pareja real... estoy bien con eso, ya sabes... —siguió murmurando cada vez más avergonzado.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora