DESUS. Daryl y Jesús

LOVE & YOU

CAPÍTULO 1

El viento sopla con fuerza azotando la nieve contra los cristales, la ciudad entera se prepara ajetreadamente para la celebración del fin de año y el año nuevo; de alguna manera todos parecen más desesperados por celebrar, que contentos o esperanzados, y Paul mira por la ventana de su pequeña casa en el centro.

La tenue luz de la tarde que se ahoga anunciando el crepúsculo es lo único que ilumina la sala, filtrándose por entre la espesa capa de nubes y colándose por el enorme ventanal de la sala que da a un balcón, mismo que está cerrado hasta que paren las nevadas.

Afuera, en la calle, las familias con sus niños y las parejas caminando del brazo.

El pelinegro no ha regresado a casa aún. Le mandó un mensaje al castaño explicándole que estaba en casa de Rick y volvería tarde.

Bueno, eso le da algún rato a Paul para reflexionar.

Ha vivido con Daryl los últimos cinco años, algo que nadie creyó que lograran soportar porque simplemente son muy diferentes, pero no es la primera vez que comparten piso, ¿cierto?, pasaron cinco meses completos encerrados juntos en un cubo de aluminio allá en Hilltop, vivieron juntos en una mansión en Alejandría luego de la guerra contra Negan, cuando Hilltop cayó y Rick los recibió y Daryl le dio la bienvenida en su pequeña mansión allá en el más apartado rincón, y aquí, ahora, no es más diferente. Una angosta casa dedos plantas, un dormitorio donde han puesto camas gemelas, una sala,un comedor, una cocina, un baño... y sorprendentemente han vivido cinco años cómodamente juntos.

Paul ha sido asignado al trabajo de redactor en la pequeña editorial dela ciudad, y Daryl trabaja ahora en un club underground donde lo mismo dan de beber que ponen tatuajes o se hacen apuestas clandestinas que puede o no saber la policía, da igual, cinco años en los que han vivido juntos, otra vez, extendiendo la rutina, alargando el tiempo juntos, encontrando reconfortante sentarse a comer los dos alguna tarde en el sofá mirando el televisor, yendo a dejar la ropa a la lavandería y luego haciendo las compras de la despensa como si el maldito mundo allá afuera no estuviera podrido lleno de Caminantes.

Se siente raro tanta normalidad.

Pero lo más raro ocurrió dos días antes de Navidad.

Joe Jonas, un hombre de la editorial en el quinto piso de la redacción,treinta y cinco años (la edad de Paul), pequeño, moreno, ojos castaños y sonrisa deslumbrante, se le declaró, confesándole sus sentimientos y preguntándole si quería pasar con él la Navidad.

Rovia lo rechazó amablemente, disculpándose, no busca pareja.

Ya tiene a Dixon, había escuchado que le dijo Vanessa más tarde, en privado, llamó a Daryl Dixon su novio, no son pareja, quiso decirles él, pero luego la chica le dijo a Joe que llevaban cinco años viviendo juntos, ya vivían juntos desde antes, era el hombre que siempre lo pasaba a recoger cuando el trabajo acababa tarde y el que le mandaba tiernamente su almuerzo.

Sí.

Daryl era el que le preparaba las comida, siempre se las dejaba en la mesa con alguna nota de pendientes, nada romántico de por medio, ni siquiera un cuídate o un bonito día, era el que le planchaba las camisas porque desde que la vida era buena se obsesionaba fácilmente con las arrugas en la tela. Era el que siempre estaba comprando el aroma de suavizante olor sándalo porque era el favorito de Paul, el que había mirado sus primeros sueldos con desconfianza antes de entregarlos íntegramente a Jesús, dentro de su sobre blanco, diciendo que él no necesitaba la porquería de dinero del Commonwealth; el que había sorprendido a Jesús en su último cumpleaños cocinando un pastel que por poco arde en el horno, y el que recordó que alguna vez Rovia comentó que en el viejo mundo amaba el licor especiado y, ahora, cuando lo vio devuelta en una tienda, no dudó y se lo compró; es el hombre que entra de puntillas si llega tarde del trabajo y se para de puntillas si por casualidad quiere orinar en la madrugada, pero jamás ha sugerido conseguirse una casa más grande con dos habitaciones ni ha mencionado la posibilidad de mudarse, en cinco años.