DESUS. Daryl y Jesús

OJOS DE LUNA

Capítulo 1

Aarón suspiró.

Jesús, que estaba sentado en el tronco caído, a su lado y con las piernas recogidas mientras comía distraídamente una manzana, le lanzó una mirada. Tragó su trozo y perdió la vista en algún punto del bosque que los rodeaba; no se suponía que ninguno de los dos estuviera allí, Hilltop empezaba ese día con las cosechas de otoño y Jesús tendría que estar con su gente dando orden al lío de los huertos y los almacenes, mientras que Aarón tenía prohibido por ordenes de Michonne salir de Alejandría a no ser que fuera necesario y en compañía de por lo menos otras tres personas. Desde la muerte de Rick, tres años atrás, la mujer parecía haberse perdido a sí misma, silenciosa, hostil, huraña y sobreprotectora, cerró las puertas de Alejandría con ordenes de no volverse a abrir y rompiendo así su tratado con Hilltop y El Reino; Aarón se escabullía de los muros de vez en cuando para encontrarse con Paul en el bosque, en el punto medio entre ambas comunidades, al principio fue sólo para entrenar, pero luego vinieron las charlas, las risas y finalmente Aarón dio un paso y besó a Jesús.

Todavía estaban resolviendo eso entre ellos. No podían pensar en una relación seria y formal dado que se encontraban a escondidas unas pocas horas cada quince o veinte días. Michonne no debía enterarse de las salidas de Aarón y Jesús no podía irse de Hilltop ahora que era el líder desde la partida de Maggie.

—Siete meses —dijo Aarón finalmente.

—Está bien —dijo a su vez Paul. No necesitaba que dijera de qué estaba hablando, él lo sabía porque también llevaba la cuenta—. Está en su elemento. Volverá, algún día...

La muerte de Rick había afectado Daryl de un modo complejo y difícil de describir, a diferencia de Michonne, daba la sensación de que la muerte de Rick aquél día en el puente lo había sacudido; al principio salió con Michonne a recorrer el río en busca de Rick, dijo que estaba vivo y necesitaba encontrarlo, luego simplemente habló de encontrar su cuerpo, e incluso siguió buscándolo solo cuando Michonne estaba en el último mes de embarazo y simplemente ella tuvo que dejar de salir. Al principio estuvo mucho tiempo afuera, pero cada tanto regresaba a Hilltop para ver a la familia y confirmar que no había conseguido encontrar al hombre, pero seguía buscando, y cada vez que llegó a Hilltop se quedó una semana entera en la casa con Jesús ayudando a la comunidad y a Maggie con su bebé. Pero cada vez fue menos, menos tiempo y visitas más esporádicas. Maggie se fue un día con su hijo al Commonwealth con Georgie y Rovia fue votado como el nuevo líder, y entonces, siete meses atrás, Daryl dejó de venir.

La gente no decía muerto porque hablaban de Daryl Dixon, estaba afuera y afuera era su elemento, pero cada vez costaba menos trabajo creer que él también se había ido.

—Lo sé —sonrió un poco Aarón.

—Una vez dijo que bajó hasta el mar siguiendo el río buscando a Rick, quizá volvió a hacer un viaje más allá de las costas —suspiró el castaño, quería sonar alentador, pero falló estrepitosamente. Aarón lo notó, porque estiró una mano cogiendo la suya, que reposaba en una rodilla, y besándole los nudillos le sonrió y le dijo con más aplomo que el pelinegro estaba bien.

—Está bien —repitió—. No sé en dónde ni haciendo qué, pero está bien—: no había sido un secreto que Dixon y Rovia habían llegado a ser buenos amigos, no íntimos ni los mejores, pero en términos de lo huraño del moreno y lo tímido en relacionarse de Jesús, que ambos pasaran tiempo juntos, platicaran, y que el cazador lo visitara en Hilltop, era seriamente una amaistad.

Como para enfatizar sus palabras, Aarón se levantó con aire animado y le contó que algunas pocas semanas atrás, cuando volvía de su último encuentro con Paul en aquél mismo lugar, descubrió a Michonne andando a solas por la carretera. Él se escondió para que no lo viera, y la siguió hasta la vieja estación de trenes que se estaba tragando la naturaleza.