GO AHEAD (APOKALYPSE) -9

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Capítulo 19: BURNOUT

La escuela había sido destruida casi por completo. Sillas, mesas, escritorios, la cocina era un lío de despensas con un montón de comida regada y tirada, los colchones y cobijas (algunas pocas) fueron quemadas, y sus armas se las llevaron los Salvadores.

Sam miró llorando su arco roto y sus flechas quebradas. Eric intentando consolarla.

Daryl y Paul estaban golpeados, habían tenido una discusión sobre el valor yendo por Beth a pesar de estar recién curado y la locura de Paul cubriendo a Daryl. Discutieron, pero se curaron entre sí asegurándose en silencio de que el otro estuviera realmente bien.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Tara.

—Tenemos que irnos —soltó Carol.

—No podemos, tienen a Beth, no vamos a dejarla —espetó el moreno.

—Dijeron que volverían.

—Y si vuelven y no nos encuentran, ¿qué crees que le harán a Beth?

—Además, es invierno, no podemos sólo aventurarnos allá afuera —razonó Emma.

—Judith no lo soportaría, y tenemos niñas —le recordó Abraham.

—No fue una casualidad que vinieran ahora —masculló Michonne—. Ese maldito de Negan vino ahora porque sabía que no podríamos intentar escapar, por eso esperó tanto tiempo para aparecer cuando podría haber venido desde octubre...

Con todo, era verdad que nadie quería quedarse, allí ya no había nada para ellos y estaba el riesgo latente de que Negan y su gente volvieran; Sammantha también quería irse, se lo dijo a su padre, pero éste tuvo que controlarla. De todos modos no podían hacer nada más esa noche y pensar siempre se hacía mejor de mañana, así que todos trajeron las pocas cobijas que quedaron regadas y se acomodaron en bola en la sala para darse calor los unos contra los otros.

Por la mañana, enterraron a Kal y Hershel.

Y Rick finalmente llamó a una junta.

***

Rick tuvo un discurso motivador en honor a Hershel y Kal y la promesa de no abandonar a Beth ni a nadie en esos momentos de miedo y duda.

Pero lo primero era lo primero. Asaltaron el pueblo, a poco más de diez minutos de la escuela, mientras el grupo tapaba las ventanas con los trozos de madera de las mesas rotas, para resguardarse del frío, Daryl, Sammantha, Michonne, Nick y Rosita Espinoza, fueron al pueblo en la vieja camioneta blindada y asaltaron casa por casa.

El sitio tenía tan sólo unos pocos Hikers, la mayoría parecían haber huido del frío o agonizaban bajo las capas de nieve, y fue un poco triste pensar que en realidad (si Eugene decía la verdad) esa sólo era gente enferma con el cerebro dañado, incapaz de razonar ni siquiera su propio dolor, sólo ira y el instinto de correr y atacar, el por qué buscaban caminos seguía siendo un misterio, quizá lo último que les quedaba de humanidad pensando en andar demasiados acostumbrados en vida de ir por carreteras o caminos o senderos.

—Supongo que servirá por ahora —dijo Eric cuando el grupo volvió, mientras la tarde avanzaba.

—No para el invierno ni para todos nosotros —razonó Paul; el pueblo era como muchos otros del norte de Virginia, habían encontrado un montón de cobijas gruesas, por fortuna, ropa, zapatos, nada de artículos de limpieza para desgracia de Amy, sólo un poco de comida enlatada, aún menos medicamentos, y tres pistolas con sus cajas de balas llenas (su único dejo de suerte); Jesús miró al grupo que descargaba la camioneta llevando todo adentro.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora