EL EFECTO DARYL DIXON (4)

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DÉJAME HABLAR

Darling le explicó al psicólogo la decisión de todos de no volver en un largo rato, quizá para siempre, y aunque Andrew sugirió mandarlos con otro terapeuta y psiquiatra especialistas en traumas complejos, en Texas, los chicos habían prometido que sería la última vez que aceptarían ayuda y no querían más.

Era bueno saber que había gente dispuestos a ayudarlos, pero la ayuda había llegado tarde, veintinueve años tarde, en realidad; ellos habían aprendido a cuidarse, habían conseguido llegara los 32 años y, con suerte, conseguirían mantenerse vivos otros treinta años más.

Con todo, le pidió ayuda, quería intentar comprender lo que iba mal con ellos, con todos, y quizá algún modo de no salirse de control.

—Lo primero que tienes que entender es que tienen un trauma, tan largo, tan complejo, tan doloroso, que lo repartieron entre ustedes, igual que quitan el dolor y los recuerdos del anfitrión y se reparten entre ustedes quién siente qué y cómo porque éste o aquél son mejores para sobrellevar esas emociones o sensaciones. No sé cuál es el trauma, pero estoy seguro de que ustedes sí, puede ser porque hubo un padre ausente o una persona que les cuidaba que murió o... no voy a arriesgarme a decir algo que los pueda alterar en estos momentos.

El terapeuta le sugirió que intentaran hablar entre todos sobre sus sentimientos, sus pensamientos, trabajar en la confianza entre todos para poder ir compartiendo eso que guardaban dentro y no compartían a los demás. Un trabajo podía ser que quien tuviera el cuerpo, por ejemplo, se sentara a tomar un té, y todos los demás, en su mundo, también se sentaran a tomar un té del mismo sabor e igual de calientes, para que por un momento todos juntos saborearan lo mismo, sintieran lo mismo, olieran lo mismo... Era algo sencillo, y que luego podían llevar a más sensaciones juntas, como tomar el sol, comer una sopa, oler una loción, todos juntos, a la vez, para que todas las partes disociadas de la mente se concentraran en trabajar en lo mismo como haría un cerebro no fragmentado.

Sonó a un buen consejo, decidió Darling, aunque no estuvo seguro de convencer a los muchachos. Algunos tenían miedo de tener ayuda y desaparecer.

—¿Podemos sanar por completo? —preguntó.

—No sin ayuda. E incluso con ayuda jamás estarán bien, la amígdala y el hipotálamo del cerebro no crecerá, el cerebro jamás funcionará como debió hacer sin el trauma. Pero eso está bien, que ustedes estén está bien, lo que no está bien es que ustedes no estén bien. Si tú y los chicos trabajan el trauma, se sanan, se curan, pueden aprender a vivir en paz, y eso va a hacer la diferencia en sus vidas, créeme.

Darling asintió.

—Si siguiéramos viniendo a terapia, aunque sea en cinco meses o un año... ¿cómo nos ayudaría?

—Trabajaríamos con su mundo interno, el sitio donde están cuando no están en el cuerpo, y cuando estén listos, puedo hipnotisar los para desbloquear poco a poco los traumas y trabajar sobre de ellos.

Darling asintió y fue a hacer un ademán para levantarse, quedaban sólo trece minutos de terapia que no necesitaba, quería volver a casa, cocinar algo dulce, beber un té y olvidarse de todo lo demás.

—Una cosa más —habló Rovia, deteniéndolo y tomándole de una mano.

Darling se sobresaltó al tacto, pero cerró los dedos con el agarre y, como el terapeuta, lo volteó a mirar. Entonces Jesús comentó lo que había ocurrido entre ellos dos, y le daba la razón a Daryl, quizá lo estaba pensando demasiado, probablemente lo estaba sobreprotegiendo, pero es que Daryl no era como sus antiguos novios, lo peor que a Dexter le había pasado en la vida fue romperse los dientes andando en bicicleta y terminó un mes hospitalizado. Daryl lo había terminado (Fue Killer, de hecho —aclaró Darling), pero Rovia no quería terminar y necesitaba ayuda y consejo de un profesional.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora