Ω α

1.6K 76 112
                                    

Prólogo

Había terminado de oscurecer hacía apenas veinte minutos, quizá, cuando el cazador atravesó las enormes puertas de Hilltop llevando sobre de los hombros un cerdo salvaje de buen tamaño.

Daryl nunca llegaba a visitar la comunidad con las manos vacías.

Atravesó el sendero de tierra que llevaba directo a las puertas traseras de la cocina principal de la mansión. Era mediados de febrero y el clima no resultaba ni malo ni bueno. Una noche sin estrellas y sin viento, una oscuridad relativa y un montón de personas que lo miraron, algunos alegres y emocionados al ver la comida, y otros le lanzaron silenciosas advertencias considerando que el jabalí sería algo como una amenaza o su forma de pavonearse. Tampoco le extrañó, en realidad, apenas pasó cerca de los almacenes pudo distinguir un muy ligero y casi inexistente aroma que reconoció de inmediato, una voz en su cabeza se lo dijo, «el calor de Jesús será pronto».

Antes de que el mundo se fuera a la mierda, la sociedad se regía por reglas básicas de Alfas y Omegas, los dominantes que buscaban conquistar el mundo entero y los pasivos que sólo buscaban poder tener una familia y una vida tranquila. Las reglas desaparecieron cuando los muertos comenzaron a levantarse, y muchas cosas cambiaron desde entonces, para bien y para mal.

Los omega, hombres y mujeres, dejaron de tener calores y de tener hijos para concentrar sus energías en la supervivencia, y los alfa tuvieron que volverse más territoriales y dominantes. Cuando Negan cayó, las comunidades volvieron a levantarse y la sociedad se estaba volviendo a reconstruir a la usanza de antes, y los calores de los Omega para poder tener hijos estaban regresando.

—Gracias por la comida —dijo la vieja Nicolasa, la jefa de las cocinas, cuando el moreno dejó caer el enorme animal en una de las mesas de concreto.

—Seguro —se encogió de hombros.

Daryl Dixon era un alfa, y lo odiaba; en su vida sólo le había significado problemas, otros alfa queriendo pelea con él todo el tiempo, viéndolo como una amenaza, y los omega de la nada comenzaban a seguirlo y acosarlo esperando que quisiera tener sexo con ellos y embarazarles. También se esperaba que fuera dominante y posesivo, dos cualidades que detestaba desde niño probablemente por culpa de su padre y su hermano. Seguramente en el fondo por eso se había hecho amigo de Jesús. Paul era un omega que odiaba ser omega, detestaba ese estigma que los perseguía de tiernos y amables y pasivos y tranquilos y que siempre estaban en busca de un alfa que cuidara de ellos y les diera hijos.

Con todo, en el último año, el castaño había comenzado a tener de nuevo sus calores, lo que significaba que incluso él se estaba sintiendo cómodo y a salvo como para que por instinto su cuerpo estuviera pensando en sentar cabeza, por fin, y eso estaba bien, inclusive si su amigo se oponía a su naturaleza, el saber que se estaba sintiendo a salvo y cómodo era algo que el moreno sentía estaba bien.

La tragedia de Jesús, en todo caso, era Hilltop. Los alfa siempre estaban en busca de estar con los omega, en sus calores se pavoneaban intentando lucirse y se peleaban entre ellos, y Jesús no soportaba eso, lo había dejado en claro, que tuviera un calor no significaba que estuviera buscando un alfa, no lo necesitaba. Daryl sabía por Maggie que en el último año los alfa no sólo peleaban entre sí por Paul, lo que tenía sentido siendo el mejor omega de Hilltop en muchos y todos los sentidos, cualquiera que tuviera un hijo con él se aseguraría un hijo perfecto, fuerte, hermoso e inteligente. El asunto estaba en que los alfa no sólo deben pelear entre sí, sino que además tienen que derrotar a Jesús y éste les ha pateado el trasero a todos, calor tras calor, y el pobre tipo estaba más que harto.

Jesús es tan poco omega que incluso se ha relacionado con otros omega y ha sido la voz cantante (no es algo que el arquero quisiera saber, pero lo sabía).

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora