BAJO EL CIELO DE GEORGIA (3)

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BRISA

Hasta ese punto de su vida, el embarazo sólo había significado tres cosas para el moreno. Peligro, problemas con papá y problemas de dinero.

Dolorido, el pelinegro permaneció recostado en su camastro de costado para evitar que ni siquiera las telas le tocaran la espalda, su mente intentó no pensar en el dolor ni en su padre en la planta baja, y en cambio se entretuvo pensando en Rovia. El día que lo vio por primera vez fue en el campamento, lo notó hasta el tercer día cuando él y Maggie estaban paseando juntos por entre el descampado, primero vio a la chica y codeó a Glenn para señalarla, luego notó al muchacho y bromeó molestando a su amigo diciéndole que había ido con su novio y éste era mucho más guapo que el coreano...

...—No es su novio, es su mejor amigo, y dicen los rumores que es homosexual. —Glenn quiso sonar seguro, pero el moreno se encogió de hombros diciendo que daba igual, si es era su estándar de amistades seguro que de novios sería más alto y Glenn ya se podía lamentar.

El muchacho despierta con una corriente eléctrica de dolor cuando dormido se acomodó en la cama. Se queja, maldice por lo bajo, se ajusta y se levanta muy despacio. Una vez sentado, se da cuenta que quiere orinar.

Mira su reloj pulsera, son cerca de las tres de la madrugada, abajo se escucha el ruido del televisor trasmitiendo un documental, por lo que Daryl sabe que su padre se ha quedado dormido. Así que va al baño caminando descalzo y de puntillas para no despertarlo.

Baja las escaleras escalón por escalón, sin prender ninguna luz y sin hacer ruido, como cuando sale a cazar con Merle, ve en la sala a su padre dormido con una botella de cerveza a su lado y la televisión desprendiendo luz azul mientras una voz en off habla sobre la vida en Alaska.

Pasa de largo la cocina y va al baño: orina incluso intentando no hacer demasiado ruido, y luego vuelve afuera con el mismo cuidado, ya casi lo ha logrado; camina sin dar la espalda a su padre, sube las escaleras andando hacia atrás, pero ya en la planta alta, al darse la vuelta, se golpea contra el pasamanos que le pega en el estómago.

Perdón, bebé, susurra.

Es en ese instante cuando comprende.

Tiene un bebé, no importa lo que haga, a dónde vaya, cómo se sienta o en dónde esté, ya no está solo. Si vuelve a perderse en el bosque y nadie lo busca y nadie lo encuentra, ya no está solo. Cuando se duche desesperado por los golpes de papá, tiene a alguien bañándose con él. Si camina tristemente por la lluvia habiendo perdido el camión, el bebé va con él. No está solo. No volverá a estarlo el resto d de su vida.

Se pone una mano en el estómago y se pregunta si el bebé lo siente.

Vuelve a su dormitorio, se recuesta de lado y se cubre un poco con una fina manta.

Toma su móvil y busca cualquier cosa sobre los bebés. la página dice que a hacia el final de los tres meses ya tiene forma y es formalmente un feto, dice que se estará moviendo aunque no pueda sentirse, dice que empezará a tener huellas digitales, dice... Espera que el bebé no sienta el dolor que Daryl tiene en la espalda y que no se entere pronto del tipo de familia en la que va a nacer.

Al día siguiente no va al trabajo, le duele demasiado la espalda y está mareado. manda un mensaje a su jefe pidiéndole disculpas, pero se siente mal, y promete estar al día siguiente sin falta.

Y cumple, temprano en la mañana está presente en el restaurante de los Williams, por lo general se tomaría unas pastillas para el dolor, pero no sabe si puede medicarse embarazado y no se está arriesgando. Está un poco tieso, pero está bien, mejor, y acepta con gusto cuando el señor Williams lo deja quedarse sentado en la caja par cobrar.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora