ROCKABILLY (2)

508 45 22
                                    

5

Paul estuvo castigado una semana entera; casa-escuela, escuela-casa, sin derechoa ir al trabajo y, por lo tanto, sin dinero de propinas. ¿Motivo? Llegar ebrio a su casa a las dos de la mañana. No estaba borracho de un modo perdido, de hecho, recordaba bastante bien todo, simplemente olvidó que se había escapado de su casa y llegó a la puerta, descubrió que no tenía llaves y se puso a tocar el timbre como loco.

—¿Seriamente? —se rió Maggie.

Jesús rodó los ojos sonriendo.

Sus custodios se habían molestado justo lo necesario, sabían que cuidaban adolescentes y creían que era el tipo de cosas que un chico sin padres que se había mudado de casas hogar ocho veces desde sus cinco años, podía hacer. Pero Paul no había sido un idiota, cuando le abrieron se disculpó tontamente por despertarlos, masculló algo de no tener sus llaves, se disculpó de nuevo por la hora, y se rió disculpándose cuando les dijo que no volvería a hacerlo.

—Pero entonces ¿este chico es peligroso? —preguntó Sasha, estaban paseando en la plaza luego de las clases.

—No, sólo la gente con que se junta —respondió.

—El tipo te embriagó —hizo una trompetilla Tara, tal vez ya podía salir a pasear Paul con sus amigas de la escuela, pero todavía debería pasar una semana más sin ir al trabajo. Cuando Maggie había hablado de ir a la plaza después de la escuela para buscar regalos de San Valentín (que sería a la siguiente semana), nadie se negó a ir, el castaño incluso había mirado entre los aparadores preguntándose qué regalo le gustaría al pelinegro, quería darle algo aunque sin trabajar no tenía demasiado ahorrado.

—No me puso una pistola en la cabeza —defendió Paul—. Me llenó un vaso, y si no me lo hubiera bebido estoy seguro que me lo habría quitado y se lo habría bebido él.

—No es malo entonces, sólo una pécima influencia —se burló Sasha.

—En realidad fue encantador —sonrió Rovia, Daryl había comprado una jarra de cerveza de la cual el castaño sólo bebió un vaso, y luego pidió una pinta de cerveza, de la cual Paul sólo bebió unos cuantos tragos—. Me emborraché no porque fuera mucho alcohol, sino porque parece que soy intolerante, a la otra mañana ni siquiera tenía resaca. De todos modos sé que me puse alegre e impertinente, estoy bastante seguro que le dije al menos seis veces lo guapo que era y él sólo me miró y se burló. Cuando nos fuimos me sostuvo para caminar y me llevó hasta la puerta de mi casa. Nos despedimos con sonrisas  eincluso juntó su frente a la mía, casi un beso. —Tara sonrió enorme y gritó que era amor verdadero, Maggie era de la idea que el amor verdadero llegaba a los dieciséis, que era justo la edad de todos en ese momento.

—Espera, entonces, sabe que eres gay —quiso saber Sasha—. Te dijo que se dio cuenta, ¿cómo? ¿Él también lo es y te sintió en su radar o algo así?

El radar gay era un mito, a menudo tenía todo que ver con el hecho de que se convivía con tanta gente de "ambiente" que terminabas por notar sin querer pequeños detalles, pero era obvio que el moreno no trataba con homosexuales.

—No lo sé —admitió Paul—, no le pregunté.

—Pero sí sabe que le gustas —dijo Tara, aunque fue más bien una pregunta.

Jesús se mordió un labio, pensando.

—Sí, se lo dije entre tragos. Estábamos hablando de cuando me dí cuenta que me gustan los hombres y solté que lo había estado babeando a él en su grupo desde que entré a trabajar—; su cara se tiñó de rojo ardiente.

—¿Y él qué dijo?

—Nada. Pero él nunca dice nada.

—¿Él es gay? —inquirió Maggie.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora