LO QUE NO SABÍAS DE DARYL DIXON (2)

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Capítulo 3

Macon fue la primera parada.

—Tengo que orinar —dijo el moreno deteniéndose en una estación de gasolina.

Bajó de la motocicleta y lanzó una mirada a Jesús, el cual negó con la cabeza.

Daryl le arrojó las llaves de la motocicleta, si pretendía robarse la moto, le dijo, sólo debía tener en cuenta que pesaba doscientos kilos (lo que definitivamente explicaba los malditos brazos de ese hombre) y que era una chica engreída, pasaba fácilmente de cero a cien sin ningún problema, pero a la hora de hacerla girar había que tratarla con delicadeza o terminaría mandándolo a rodar por los suelos.

—No me la estoy robando —rió Jesús—, sólo me quedaré esperando aquí hasta que algún tipo sexy me vea en ella y se me acerque para hablarme —le guiñó un ojo.

—Pues si ese tipo sexy te quiere llevar con todo y mi chica, sólo adviértelo o terminarán besando el asfalto antes de darse cuenta. —El pelinegro se alejó directo a los baños y entró sin mirar atrás, fue directo a uno de los angostos orinales y vació la vejiga; llevaba ocho horas conduciendo, cuarenta minutos desde la última parada en el Holiday para que Jesús orinara y compraran algo de comer, y para esos momentos del día empezaba a oscurecer.

Se sacudió las últimas gotas, regresó su pene dentro del pantalón cerrando el cierre, se giró mirando su reloj pulsera para comprobar la hora"07:39", estaba a punto de pensar algo al respecto cuando sintió un golpe contra el hombro en algo que podría haber sido un empujón violento, pero al levantar la vista para encarar al tipo que lo golpeó, sonrió.

—¿Qué mierda haces aquí? —dijo regresándole el golpe con un puño contra el hombro.

—Lo mismo pregunto, pequeño hermano —dijo Merle yendo a orinar mientras su hermano se lavaba las manos y se secaba contra el pantalón.

Se cruzó de brazos y se quedó esperando a Merle.

—¿Estás aquí con tus amigotes? —inquirió.

—Yep —respondió; la última vez que había sabido de su hermano, éste viajaba por el sur de Crawll con su banda de amigos malvivientes, once jodidos tipos montados en motocicletas viajando a donde les venía en gana haciendo lo que les venía en gana.

Al principio, cuando Daryl se largó de su casa y se fue detrás de Merle, viajó con ellos, pero pronto descubrió que odiaba la vida en parvada y terminó volando solo; Merle nunca estuvo de acuerdo, pasan muchas cosas en las carreteras y estar solo era mala idea, pero tampoco trató de detenerlo; ahora sólo sabían uno del otro por mensajes casuales de móvil o llamadas rápidas como para informar que seguían vivos, de hecho, la última vez que se habían visto fue casi año y medio atrás en una convención de motociclistas donde acordaron encontrarse, y la última vez que se pusieron en contacto fue por mensajes, tres meses atrás, así que este choque fue terriblemente casual.

Merle se lavó las manos y le dijo que estaba con sus amigos en el bar de mala muerte detrás de la gasolinera y se estaban quedando esa noche en el motel, todas las habitaciones ocupada, aunque pretendían beber hasta caer o conseguirse mujeres para coger, lo primero que pasara.

—¿Te unes? Hay ventajas de ser parte de la bola, hermanito—; en comidas y dormitorios, principalmente, la gente no se metía con motociclistas o camioneros, una regla básica de carretera.

—Seguro.

Salieron juntos del baño y caminaron hacia el aparcado de la gasolinera donde esperaban Rovia y la moto; Jesús permanecía de pie contra la motocicleta mirando su teléfono móvil. Daryl llegó hasta él llamándolo con un gruñido que atrajo su atención y Paul se volvió hacia él con enorme sonrisa: —Te dije que se me acercaría un tipo sexy cuando me viera en la motocicleta —bromeó, y el mayor rodó los ojos enfáticamente.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora