SHARING CARING (2)

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CAPÍTULO 5

Merle es un alfa, pero es su hermano.

Jesús es un alfa, pero es su mejor amigo.

Así que Daryl se siente a salvo; luego de la primera noche en que comprueban que el campamento es propicio y no hay Caminantes en el bosque, es fácil acomodarse y a la tarde siguiente los Dixon consiguen un coyote para la comida, y Paul es vegetariano, sin embargo, no están en condiciones de imponerse una dieta. De todas maneras Daryl le promete que estará atento por si encuentran hongos, trufas o vegetales silvestres.

A las afueras de Richmond, a cinco kilómetros al sur hay granjas, tal vez puedan ir allá a ver si quedan sobrevivientes, animales o cosechas, lo que sea. Merle acepta la idea porque los granjeros suelen tener armas y si evacuaron a prisa duda que se hayan llevado todas, tienen camionetas y sus camionetas deben tener gasolina, que falta les hace.

Decidida la siguiente parte del plan, Merle y el pelinegro toman una rápida ducha en el riachuelo que hay cerca de donde acampan.

El riachuelo tiene que ser alimentado por el río Richmond.

El agua está helada a mediados de enero, con todo, al calor ascendente del moreno le viene de maravilla en los nervios; Merle está a su lado de pie mojándose con juramentos y vituperios altisonantes que sacan una sonrisa al moreno de cuando en cuando, hay un momento, sin embargo, en que Merle deja de hablar y quejarse y clava su vista en Paul, allá en la orilla. Ambos se quedan mirando, hasta que Merle se vuelve hacia Daryl y le pregunta a bocajarro, "¿Tu novio?"

El pelinegro alza la vista y mira parpadeando.

¿El Castaño? No, ya le dijo que es su mejor amigo, sólo eso.

Paul es marica, le explica.

Un alfa y un omega, para como lo entiende la sociedad y sin importar más nada, es lo más heterosexual que existe. Eso le dice, pero Merle no parece convencido. Mientras se bañaban, Merle sintió una advertencia silenciosa muy clara en el ambiente, el alfa de Paul (demasiado joven todavía) sólo ha detectado a un alfa suficientemente desnudo y «peligrosamente cerca de su omega», un omega que está con poca ropa y mojado, lo que incrementa su aroma a vistas leguas.

—Correcto, no volverás a dormir con él —decide Merle retomando su baño vaquero.

—¿Qué mierda? —se queja el pelinegro. Para Merle el aroma de su hermano es semejante al talco de bebé, huele rico, pero no deja de hacer que piense en un bebé, punto, si Paul es realmente un amigo, olerá en el calor de Daryl algo semejante a su dulce favorito, le gusta pero le recuerda a su infancia, nada sexual. Merle mira de vuelta a Jesús y le lanza su propia amenaza, de alfa a alfa, un silencioso «¿En serio quieres problemas conmigo, niño?» que, sin embargo, no amedrenta a Jesús. El pequeño alfa le regresa la mirada, inmutable. Cuida a su omega mientras se baña y desconfía del alfa con el que se ducha, le vale un ápice si es su hermano o la Madre Teresa.

—No me importa si es tu mejor amigo, no deja de ser un maldito alfa que te saltará encima apenas tengas tu primer calor, así que lo quiero lejos de ti—, escupe en el río y el agua se lleva su escupitajo lejos, pero Daryl hace un gesto de asco: Merle masculla algo sobre que nunca son realmente amigos, siempre buscan algo, un alfa y un omega no pueden ser amigos, fácil.

—¿Y qué si quiero que tenga mi primer calor? —espeta Daryl, tiritando ahora—: De todas las putas personas que conozco es el único al que le confiaría... —de pronto parece alicaído—: ¿Y si no tengo nunca un calor? —Merle lo mira sin comprender—. Creo que algo está mal en mí, yo... ya sabes, no puedo tener un calor, de todos modos, ya debería haberlo tenido, pero no, y ahora con todo esto...

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora