HONEY SHOTS (bang-bang) 2

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CAPÍTULO 5

Desaparecer tampoco cuesta mucho, el Commonwealth es un sistema de ciudades fortalecidas y entrelazadas, el comercio se hace por helicóptero y nadie nunca rebaza los límites máximos de seguridad en las ciudades, si alguien quiere mudarse usa un avión y santo remedio.Las carreteras, llenas de Caminantes, son para los forajidos, son enormes, abandonadas y casi se han perdido, así que son perfectas para ellos dos.

Desaparecer para ellos es irse de una ciudad y mantener el perfil bajo por una semana completa, vagar por las carreteras que les gustan tanto,acampar, hay casas abandonadas allí afuera, y el moreno puede cazar;uno de sus sitios favoritos para esconderse en las lejanías de ningún lugar es la llamada Casa Storm.

Es una casa clásica americana que han asegurado y reforzado, a media jornada al este de la ciudad, muy cerca del mar, cuarenta minutos en carro, tal vez: tiene vista a un descampado, pequeñas casas abandonadas y una pradera que se está convirtiendo en selva a este paso; la noche de mayo es cálida, la ventana de la escotilla del techo está abierta, pero todas las cortinas permanecen abajo.

El pelinegro, recostado en la cama que es un colchón sobre del suelo, con Paul encima suyo. Paul lo está besando sin demasiado cuidado,sus manos bajo la playera recorriendo la piel, las manos de Daryl en las caderas de Rovia.

Una piedra contra la ventana para interrumpirlos. Nadie llama a la puerta en la planta baja, pero al momento escuchan ruidos de alguien que escala la reja de la enredadera hacia el balcón y un momento después llaman apropiadamente con golpecillos contra el cristal.

Jesús bufa, se queja, se levanta y va a ver.

—Ey —saluda Rosita tras el cristal.

—Ey —dice él claramente no complacido por la interrupción, pero ladeja entrar.

—¿Interrumpo? —sonríe ella, mordaz.

—Sí, estaba a punto de tener sexo con mi chico, ¿por qué tú no? —enarca una ceja Paul.

—Terminé con Mark.

—Ah.

Ninguna novedad. Éste es el quinto en un año, más o menos.

La chica lleva un bolso al costado y se apresura a abrirlo y sacar un paquete con comida.

La joven deja la comida en la mesa y arroja una cajetilla de cigarros hacia el moreno, sonriendo al escuchar las tripas de Paul rugir ante el aroma de la comida.

—Deberías conseguirte un hombre mejor —bromea Rosita—, uno que no te mate de hambre, por lo menos. —Es un comentario inocente, probablemente,pero le duele a Daryl, quien atrapa su cajetilla y la mira con aire oscuro; también cree que Jesús debería buscarse un chico que,cuando menos, pueda ofrecerle una vida tranquila, con casa real, concomida a la mesa y no que lo tenga escondido una semana.

—O probablemente es él quien debería conseguirse alguien mejor —bufa Jesús—, porque él puede cazarnos comida, pero soy yo quien no puede conseguir nada mejor para él. —Rosita lo mira, un segundo sorprendida y al siguiente, sonriente. Sacude la cabeza, sentándose, y les dice que vino a unirse a ellos, a lo que Paul rueda los ojos,no están buscando tríos y no les gustan las mujeres, hace una trompetilla, y ella se carcajea.

Mientras cenan, la chica cuenta su historia; había estado con Mark en el calentamiento, en la bodega de carros, cuando ella comentó que iba a cobrarle por sus servicios, en la cama y en el taller, eso había sido una broma, desde luego, y Mark se había reído diciendo que con su NH-2 (es decir, siendo hija de inmigrantes ilegales), lo más que podría cobrarle en cualquiera de los casos era dos dólares por cada servicio.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora