CANCIÓN DEL SUR (2)

332 34 64
                                    

CAPÍTULO 4: RON Y WHISKEY

El paisaje de las granjas en invierno es espectacular.

Shawn Greene no se muestra odioso ni molesto cuando lleva un caballo a donde esperan los dos hombres y el moreno personalmente paga seis dólares para poder tener al animal un par de horas. Ve un poco de soslayo a Daryl, pero no dice nada, incluso confía lo suficiente para dejárselos y decir que volverá por el caballo más tarde.

Jesús nunca ha visto antes un caballo, y le gustan.

El moreno le confiesa que él no los ama particularmente, incluso les tenía miedo, pero trabajar en la granja lo hizo acostumbrarse a ellos. Puede ser un sureño, pero no monta, prefiere las motocicletas. Todavía así, Rovia consigue una fotografiar de Daryl paseando al caballo y otra de pie frente al animal mientras lo acaricia. Toma también una con el hombre cuando monta al animal, pero se olvida de ella enseguida porque el pelinegro le estira la mano ofreciéndole ayuda para subir y dar un paseo, y Jesús acepta, así que cabalgan. Ni lento ni rápido y sólo por el prado cercano. Como en la motocicleta, Jesús se aferra a la cintura del hombre con la cabeza contra su espalda.

Cuando Shawn vuelve por el animal, el pelinegro está fumando un poco apartado y Rovia espera sentado en una barda de madera. El joven se despide de ellos deseándoles un buen día, sube al animal en una camioneta y se marcha por donde llegó.

Mientras conducen de regreso a Augusta, Jesús le pregunta al mayor sobre cómo conoció a Shawn.

El moreno le explica que solía trabajar en las granjas cuando tenía doce, acompañaba a su tío y a Merle y a su padre para la pizca, y cuando volvió de Atlanta, antes de que Merle también volviera a aparecer por allí, trabajaba en verano en las granjas. Los Greene le dieron trabajo, las hijas son amables y los muchachos, discretos.

Cenan en una de las fondas del pueblo; Paul le habla entusiasmado sobre la fotografía, las técnicas, la edición y producción. Le cuenta la historia de cómo se enamoró de la fotografía por una única foto que tomó una vez siendo amateur  y la amó.

No era una gran foto, pero tenía sentimiento.

El problema de sacar tantas fotografías y conocer tantas técnicas es que acaba con los sentimientos. Y ahora no sólo habla de fotos, de pronto ya está hablando de su ex novio, Duncan, de cómo se les acabó también las ganas y el entusiasmo.

Daryl escucha sin interrumpirlo, comiendo y asintiendo.

Vuelven al motel de Rovia.

—¿Todavía está la propuesta para subir? —pregunta Daryl. Se está masticando un labio.

Las fotografías en las granjas fueron las últimas planeadas.

Paul lo mira parpadeando, abre la puerta y le pide que suba.

Daryl sube las escaleras hasta el cuarto.

El sitio era más grande y más limpio que el suyo, piensa.

Paul enciende la lampara junto a la cama, la calefacción encendida vuelve el clima agradable, por lo que ambos se quitan los abrigos y los suéteres. Es entonces cuando, por primera vez, Paul mira vagamente los brazos del hombre, bajo la camisa de franela negra el músculo se abulta contra la tela.

El moreno le dice que necesita orinar y Jesús asiente y señala hacia el baño, cuando Daryl sale, de nuevo, Jesús ha conseguido dos vasos y le pregunta si quiere beber algo, el pequeño frigorífico sólo tiene agua, cerveza, whiskey y ron.

Daryl quiere ron y Rovia opta por el whiskey. Paul esperaba que Daryl se sintiera cuando menos un poco incómodo, pero no, se tumba enseguida en la cama con el vaso en una mano y un cigarro en el otro, mascullando con placer ante la comodidad de la cama, y sonriendo a medias cuando Jesús lo imita acomodándose a su lado con su trago.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora