CANDLELIGHT

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CAPÍTULO 1

Puedo contarte mi historia, si quieres: quiero decir, de cómo acabé así,aquí, ahora, es una historia divertida, si me lo preguntas, pero en esos momentos no me lo pareció; podría empezar contándote mi vida desde mi orfandad en la Casa Freeman, y podría contarte lo mal quela pasa un huérfano, peor aún si ese huérfano es un amidst. Sin embargo, la historia real empezó muchos años después de que yo abandonara el orfanato, cuando tenía por esos días veinticinco años. Trabajaba en un club gay, soy gay, ya sabes... Pero no pretendía quedarme allí toda la vida, estaba decidido a hacer mi sueño realidad, ser un pintor famoso y tener mi propia galería de arte. La pintura y las artes marciales eran lo único que me salvaron de no acabar siendo una especie de maleante.

Con todo, más pronto que tarde descubrí que es difícil para un simple huérfano de la sociedad, conseguir ahorrar dinero para abrir un negocio, y ya no digamos que un banco te quiera prestar una cantidad obscena de dinero porque, por supuesto, para ser artista necesitaba pintar y para pintar lo de una galería... necesitaba no trabajar, dedicar mi tiempo entero a mi arte. Eso no estaba pasando en la vida real, conté mi frustración a mi mejor amigo, mi ex, un chico al que adoraba con toda mi alma y con el que tuve el peor de los noviazgos, pero la mejor de las amistades. Alex. Él siempre me decía que soy pobre porque quería.

Alex siempre me decía que con mi cara y siendo un amidst bien podía ir aligar con un anciano millonario, soportarlo algunos años para que me hiciera su heredero y luego esperar a que muriera en paz,  sonaba a un plan, solía reír yo, pero no estaba buscando pareja, ni dinero de ningún viejo con fortuna.

Aquella mañana, mientras contaba mi frustración por el tercer intento fallido de pedir un aumento, Alex me miró con aire contemplativo,bebiendo su soda de dulce de calabaza. Estábamos en la cafetería de siempre, a cuatro cuadras del hospital donde trabajaba, la calle entera y la propia cafetería estaban decoradas para Halloween, porque en Estados Unidos parecía que Halloween duraba del primero de septiembre hasta el seis de noviembre, cuando empezaba Navidad. Era una mañana tibia de mediados de octubre, recuerdo.

—¿Has pensado en rentar el vientre?

Elevé la vista hacia él preguntándome si se burlaba de mí.

Alexis sabía perfectamente que desde los 21 estaba tratando de operarme para jamás tener hijos, no los quería, pero en las clínicas populares me decían que estaba yo muy joven y necesitaba al menos tener un hijo o esperar a mis treinta y tantos años; en las privadas no me pedían ni edad ni hijos, pero eran muy caras. El enfermero me regresó la mirada enarcando una ceja.

Enel hospital donde trabajaba había un área dedicada a la inseminación artificial, y me sorprendería la cantidad de gente que buscaba un vientre rentado, pagaban al hospital y el hospital daba una parte del pago a quien rentaba el vientre, además de que esas parejas pagaban las necesidades del embarazado o embarazada, y daban una especie de apoyo extra cuando se les entregaba al bebé.

"Piénsalo", me dijo. Me pagarían por tener un hijo, un negocio de nueve meses que me daría una suma importante de dinero de golpe, y por nueve meses me estarían pagando la renta, la comida, el médico...

Luego sólo debía entregar al bebé y finalmente podría pedir esa operación para no tener más hijos. Sonaba a un negocio extraño, sin embargo, todavía sonaba a un buen negocio y, de alguna manera, tal vez por mi propia desesperación, me dejé convencer. Y a la semana siguiente cuando nos vimos, como siempre, para tomar el desayuno del sábado, me dijo que había encontrado el negocio ideal para mí.

—Un embarazo, tres grandes por el bebé, te mudarás a la casa del futuro padre porque quiere estar presente en el embarazo, lo que te ahorraría la renta de nueve meses, te paga ropa, comida, estancia, médico y, cito, lo que haga falta.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora