CON EL CIELO DE CABEZA (3)

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10

Tres días.

—¿Volvió? —jadeó Rick en la comida del sábado.

—Sí. Y va a quedarse—, Daryl se llevó una papa a la boca.

Era de tarde, estaba nublado y tibio y el restaurante que habían elegido se encontraba considerablemente lleno. Junto a Rick, Glenn frunció el ceño con aire preocupado y Maggie se quedó boquiabierta.

A la mesa también estaban Tara, con enormes ojos, Rosita y su nuevo novio (nadie intentará aprenderse su nombre), Carol y el imbécil de Ed, y Michonne con sus rastas peinadas en una cola y vestida de traje porque venía de sus prácticas en el Juzgado, y todavía estaban esperando que llegara Denise, la chiquilla que acababa de entrar a la universidad para estudiar psiquiatría y que tenía a Tara babeando.

—Entonces... ¿regresaste con ella? —preguntó Glenn, contrito—. Es decir... es que... ya sabes... en realidad no terminaron, ¿cierto?

Dara, que estaba sentada junto a Paulinne, con un brazo en el respaldo de la menor, se atragantó con las papas que estaba comiendo. Paulinne, a su lado, ni siquiera mudó de expresión, bebiendo de su soda, Leah le había arruinado el día, había querido dar la gran noticia a todos y ahora estaban hablando de la recién aparecida. Dara consiguió tragar la papa, robó la soda de la castaña y bebió un gran trago antes de devolvérsela, miró un segundo a Paulinne, a sus amigos a la mesa y masculló un "Mierda". Torció la boca y estrechó los ojos queriendo patear a Glenn, bufó, chasqueó la lengua y:

—Estoy con Pau ahora.

—¿Estar de... novias? —se emocionó Tara escupiendo su propia malteada—. Mierda, chica, ¿en serio te atreviste a declararte?

—Sí, bueno...

—¿Y te dijo que sí? —preguntó Rick como para confirmar lo obvio. Dara asintió casi tímidamente, de pronto con el temor de vuelta de que fueran a criticar los gustos de la castaña por su culpa.

Rick sonrió enorme y la felicitó con un golpecito en el brazo, se alegraba por ella, le dijo, la castaña era una chica hermosa y definitivamente le gustaba para Daryl. Maggie sonrió enorme, definitivamente hacían buena pareja, con lo mucho que Rovia había estado esperando poder enamorar a Daryl y todo lo que estuvo haciendo tratando de conquistarla... Dara arqueó una ceja y miró hacia Paulinne, que concentró su atención en la soda; era raro verla tan avergonzada y Daryl no pudo evitar acariciarle los cabellos; todavía no comprendía por qué Paulinne estaba interesada en andar con ella, pero le alegraba. Carol, desde su rincón, felicitó a las chicas, Dios sabía que Dara necesitaba urgentemente una chica que le diera algo de estabilidad a su vida; Ed, a su lado, hizo una broma de mal gusto sobre las lesbianas que todos ignoraron por el bien de Carol.

Rosita sonrió como hiena señalando los chupetones en el cuello y hombros de Paulinne, aprovechando el mal comentario de Ed. Viéndolas así, dijo ella, le daba ganas de probar con una chica por lo menos una vez, parecía que se ponía intenso en la cama, ¿eh?

Las mejillas de Paulinne y la morena se tiñeron.

Fueron a decir algo a eso, pero Glenn se adelantó diciendo.

—Entonces... ¿tienes dos novias, Daryl? Ya no entendí.

Y de verdad, en verdad, Daryl lo quiso asesinar.

***

Dara entró en la casa, luego de dejar a Paulinne en su trabajo. Leah estaba tumbada en la sala jugando con Perro en alguna extraña pelea amistosa.

Perro estaba feliz de tenerla de vuelta, la propia mujer estaba feliz de que estuviera en casa, saber que estaba sana; nunca hizo preguntas sobre la vida familiar de la rubia porque ella le dijo que no lo hiciera: sin embargo, ahora sentía que esos puntos suspensivos eran mucha distancia entre ellas.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora