EL EFECTO DARYL DIXON (3)

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HOST

Dos días después fue la terapia.

Daryl había elegido la última cita para no encontrar demasiado ruido ni gente.

Para cuando entraron en el consultorio, había oscurecido por completo.

El pelinegro se presentó ante Andrew como si nunca se hubieran conocido, aunque se apresuró a decir que había estado cerca, él nunca se iba demasiado lejos, y murmuró y masculló algunas cosas al respecto hasta casi perder el hilo, por suerte el castaño le cogió la mano, centrándolo y devolviéndolo a su sitio.

—Me dijiste que tenías dudas —dijo el terapeuta tomando asiento.

—¿Quién soy?

El moreno le explicó que entendía que era un alter, como todos, o un fragmento de Daryl, como decía el libro, pero no se sentía como los demás, tampoco podía decir qué era lo extraño. Si lo obligaban a intentar explicarlo, diría que era un puente entre todos los otros, los chicos lo llamaban El anfitrión de la casa, del cuerpo donde vivían, aunque la casa/cuerpo les pertenecía a todos, Sólo Daryl era el anfitrión, de algún modo, y por eso mismo era el responsable de estar afuera: —Entonces ese eres —lo calmó Andrew—, el anfitrión de tu sistema, de tu familia, de ellos, como sea que se llamen cuando están todos juntos.

—Soy un alter.

—Eres un alter —confirmó.

—¿No soy real?

—Los otros son reales, tú eres real, y todos juntos también son reales, tranquilo.

La sensación de irrealidad, desde que se había enterado de la idea de un cerebro creando personalidades alternas para soportar traumas lo había estado carcomiendo, pero la respuesta del terapeuta lo pareció tranquilizar. El doctor lo sacó de sus pensamientos al preguntarle qué recordaba de la sesión anterior. El hombre le dijo que recordaba casi todo, como decía, solía quedarse cerca, porque cerca era su sitio, él era la puerta, o la llave, o el puente, todos tenían la sensación de que si se alejaba demasiado luego no podrían regresar adentro y nadie quería quedarse fuera demasiado tiempo. Recordaba casi todo, había estado enfrente de Darling mientras iban en el carro, y a su derecha mientras miraban por la ventana en la sala de espera, y a su derecha durante la entrevista, intentó salir cuando Darling les preguntó si uno quería hacerlo, pero entonces salió Master y todo se puso negro; cuando Master salía sólo él podía estar, los arrojaba lejos, muy lejos, cerraba la puerta y ya, lo siguiente que supo fue que estaba entrando en su casa, ni siquiera supo cómo llegó: sólo recordaba que Darling le había dicho que Jesús les había mandado un mensaje. La amnesia, cuando se trataba de Master, siempre era total, incluso tardó tiempo en darse cuenta de su existencia, no fue como con los demás, fue darse cuenta de que todos los otros tampoco sabían qué había pasado, nadie sabía cómo llegaron allí, quién arregló la casa, quién se deshizo de esto o de lo otro.

Y cuando Master dio la cara, el miedo los invadió, no sabían por qué, pero temían y acataban, y desde entonces Master siempre estaba cerca, vigilando lo que hacían o decían o pensaban, rara vez intervenía, sin embargo, rara vez comentaba.

Andrew le dijo que era un "protector extremo", como si eso debiera significar algo. El alter que intentaba cuidarlos tanto que estaba dispuesto a amarrarlos y amordazarlos si con eso podía asegurarse de mantenerlos quietos y a salvo, y a Daryl le pareció que definitivamente ese era Master: eso desencadenó una charla más sencilla, el doctor le preguntó si había usado el diario y si los otros habían apuntado la lista de lo que los asustaba.

Bueno, era una lista pequeña, odiaban los gritos y la oscuridad.

—Cuando tienes algún flashback, me refiero a la punzada de un recuerdo muy vívido... ¿puedes reconocer los sentimientos que te invaden a menudo? O a cualquiera de los alters.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora