Nadiese explicaba en aquella casa porqué alguien quería ver a Dolphmuerto. Excepto Steph.
Cuando secuestraron a Rüdiguer, Dolph recogió su móvil y,no sabiendo qué hacer con él, se lo entregó a ella, que estuvohaciendo de secretaria particular suya durante todo el verano y eltiempo que estuvo sumido en su depresión. Así, se enteró de que elpozo petrolífero era cosa de su abuelo materno, de sus negocios conla sidrería, y de ciertos asuntillos que tenía pendientes con elrey referentes a la cesión del condado.
Si Steph hubiera sabido que Marie estaba al corriente deaquellos asuntillos y que sabría manejarlos adecuadamente, nohubiera pasado nada.
Pero ella qué iba a saber.
Mandó al abogado del rey a la mierda y le colgó. Lo queprovocó que cundiera el pánico entre los Stenkils y los demáscondados vecinos que ya se estaban frotando las manos y discutiendoquien se quedaba con la mayor parte del pastel.
Al romper las negociaciones, el rey se interesó por la saluddel condesito y al averiguar su verdadero estado semi vegetal,incapaz de tomar decisiones coherentes y comunicárselo a los demáscondes, estos montaron en cólera. Les habían contado que la únicamanera de sacarlo de aquella zombiedad que no favorecía nada susasuntos, era provocándole un shock emocional que lo hicieradespertar. Los Stenkils, sanguinarios como nadie, sabían que Dolphera como un padre para él, alguien muy querido, y decidieronintentarlo. Le pusieron una bomba en el coche y un empleadoinfiltrado la hizo explotar en el momento adecuado.
Estaba todo planeado. No fue un accidente. Querían hacerlodespertar y lo consiguieron.
Claroque Steph no sabía tantos detalles. Simplemente sospechaba algo.Pero decidió mantener la incógnita por miedo a la reacción quepudiera tener Rüdiguer si descubriera la verdad.
Mágnumse recuperó enseguida de su conmoción y a él le curaron lasheridas provocadas por los cristales de la ventanilla que se lehabían clavado por todo el cuerpo, aunque el del brazo fuese el másgrande y visible. Por otro lado, siguió manteniendo una posicióndistante con todo el mundo. Los odiaba. A todos. Por distraerlo de suprincipal objetivo. Y decidió maquinar un plan para llegar hasta lacaja fuerte de su abuela, planeándolo como si fuera el robo de lasjoyas de la corona. Con tiempo, atando bien todos los cabos y ensolitario. Previo entrenamiento exhaustivo claro, porque por ladepresión estaba bajo de forma y para llegar hasta la caja fuerte dela abuela necesitaría estar muy ágil si pretendía intentarlotrepando por la torre, como la vez anterior. El problema era queahora no conocía la combinación y eso era un gran quebradero decabeza.
Mientrastanto, intentó recuperar su vida porque ya tenía sentido. Y porquenecesitaba aparentar normalidad para poder llevar a cabo su viaje. Deotra forma no se lo permitirían y tenía que evitar a toda costa quelo volvieran a sedar o le inyectaran calmantes de algún tipo. Ahoralo tenía claro, lo tenía asumido. No le importaría llegar a Españay encontrarse con una Jowy que no lo esperase, que hubiera hecho suvida. Pero comprendió que necesitaba ir a comprobarlo costase lo quecostase. No podía quedarse con la duda.
Decidióretomar sus estudios a mitad de curso, a distancia, y se centró ensu proyecto de final de carrera, que lo tenía abandonado totalmentepor culpa de la depresión. El viaje a España no era el final. Suobjetivo era quedarse a vivir allí. Y tendría que vivir de algo,por lo tanto no le vendría nada mal irse con la carrera terminada.Con el esfuerzo extra de estudios para ponerse al día empezó atener problemas en la vista. El oftalmólogo le diagnosticóastigmatismo y le puso gafas. Su prima Inna se encargó de elegir elmodelito que mejor le sentaba porque a él todas le daban igual,nunca se preocupó por su aspecto por más que ella se lorecriminaba. Con las gafas y aquella melena larga y lisa resultabamucho más atractivo porque le daban un aire de intelectualdespreocupado que a las amigas de Inna las volvía locas cuando lavisitaban para hacerse unas mechas o la manicura para practicar losconocimientos adquiridos en la academia. Sobre todo cuando se bajabanal gimnasio para usar la sauna y así limpiarse los poros, y lopillaban haciéndose unos largos en la piscina ajeno a sus miradasdevoradoras. Pero él no estaba para esas cosas en aquellos momentos.Se puso de nuevo al frente de la granja y el invernadero, así comosus negocios en los municipios vecinos. Pero su actitud asustaba acuantos lo rodeaban. Era fría y distante. Incluso para sus amigosempleados. No esbozaba una sonrisa ni aún con los chistes deCornelia, y esto es lo que los hizo sospechar que algo no iba bien.Pero nadie se atrevió a contárselo a la vieja.

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ETHEL, El heredero.
Teen FictionRüdiguer es reclamado por su abuela como heredero de un condado que detesta, pues será la diana humana de los enemigos de su familia, que ya se han cargado a todos sus antecesores. Así que tratará de hacer todo lo posible, por las buenas o por las m...