7. El primer secuestro.

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En Noche vieja acudió toda la familia a casa de los condes de Uppsala, invitados por estos, claro. Era lo mismo que en Navidad: cóctel, cena y baile. Y casi siempre iban los mismos, por lo que él tenía miedo de que a algún gracioso le diese por retarlo a algo y no estar a la altura. Pero no, todos se comportaron correctamente con él. Notó que lo trataban con cierto temor, guardando las distancias, no fuese que se les pegase algo de su extravagancia, y fue una sensación sorprendentemente agradable para él.

Todo transcurrió con normalidad, sin ningún incidente digno de mención, destacando que no salió a la pista en ningún baile, a pesar de lo mucho que insistió su abuela en que sacara a alguna de aquellas jovenzuelas adineradas para demostrar sus avances en las clases que recibía. Pero él se negó en redondo, suavemente y con todo el tacto del mundo, pero consiguió salirse con la suya. De alguien lo habría heredado.

A la salida del baile, en la puerta del palacio de los condes de Uppsala, estaban despidiéndose de los marqueses de Örebro mientras esperaban sus respectivos coches cuando, aprovechando que él estaba un poco apartado del grupo, escaqueado de la conversación, una furgoneta negra, con los cristales tintados, se aproximó a toda velocidad sin que nadie supiera de donde había salido. Se abrió la puerta lateral aún en marcha y, cuando pasaron por el lado de Rüdiguer, lo engancharon por los brazos y lo metieron dentro en un abrir y cerrar de ojos. Sin que ninguno de los presentes pudiera hacer algo por evitarlo. Ni siquiera él, que estaba medio atontado por los cócteles que se había bebido durante el no-baile.

A su abuela le cundió el pánico, o eso hizo creer allí, delante de un público tan variado, montando toda una clase teatral de histeria descontrolada.

Lo sedaron para que no supiera donde lo llevaban, ni quienes eran. El miedo se apoderó de su mente pensando que aquel era el fin de sus días. Que lo matarían igual que habían hecho con sus primos. Hasta que se quedó dormido y dejó de pensar en nada.

Cuando despertó estaba confuso y aturdido. Estaba en una habitación oscura y fría. Solo. Y no escuchaba voces por ninguna parte. El miedo volvió a apoderarse de él. Pero por lo menos estaba vivo. Pensó que antes de matarlo pedirían algún tipo de rescate para llenarse los bolsillos de paso, con lo que podría ganar algo de tiempo para pensar una manera de escapar. Siempre había presumido de que no se habían inventado barrotes ni muros que pudieran retenerlo contra su voluntad, de que con sus habilidades podía zafarse sin problemas de cualquier situación de cautividad. Pero llevaba mucho tiempo portándose bien, para ser aceptado por su "nueva familia", y no sabía si sería capaz de fugarse de allí, pues las habilidades también se pierden por falta de práctica.

Decidió no esperar mucho. Al tacto, se dirigió a la puerta para examinar su cerradura. Era simple. Probó abrirla. Sólo por si acaso. Pero no, claro, estaba cerrada con llave. Por suerte aún conservaba la tarjeta acreditativa que tenía que presentar a la entrada del palacio de los condes de Uppsala y que debía engancharse en la solapa del traje cuando entraran en recepción, con un simple clip de oficina pegado a la misma.

Rápidamente lo despegó, lo desdobló, y empezó a hurgar con él en la cerradura. Escuchando atentamente a los sonidos del otro lado de la puerta, que se reducían a un leve tic-tac lejano. Hurgó un poco más y finalmente la cerradura cedió, abriendo la puerta con cautela.

El corazón de iba a mil. No sabía qué se podía encontrar al otro lado. Tal vez tuviera que recurrir a la violencia y en eso ya o era tan bueno, porque siempre había sido un canijo y todos en el colegio podían con él. Pero ya no estaba en el colegio. Era su vida lo que estaba en juego y, si tenía que pelear, pues lo haría hasta el final de sus fuerzas.

Se armó de coraje y se asomó despacio por la abertura de la puerta. Demasiado fácil, pensó. En la otra habitación tampoco había nadie. Lo que supuso un alivio para él.

ETHEL, El heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora