82. El juicio

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Rüdiguersentía vergüenza ajena al ver el comportamiento de aquellos viejosque parecían ser dos gallos en un mismo corral. Se removía incómododentro de aquel traje que le estorbaba, como para sacudirse ciertasmiradas fijas que sentía en la espalda. Pero por una vez decidiódesafiar a aquellas miradas y giró la cabeza para localizarlas. Atodas y cada una, repartidas por toda la sala.

Efectivamente,mientras el resto del mundo giraba en torno a un nuevo vals, su tíaIngrid, desde el otro lado del salón, no quitaba ojo a su madre,esperando alguna reacción desmesurada tal vez. Anna, tampoco perdíadetalles de la situación mientras fingía escuchar lo que le decíauna señora con la que aparentemente estaba conversando. Y Lisa,abriéndose paso cautelosamente entre la multitud, se acercabatambién hacia su posición sin apartar la vista de ellos. Cerca dela puerta localizó la mirada fija y penetrante de un tipo que noconocía, bastante serio y con cierto parecido al conde Ulf, y quesupuso sería de su familia. Junto a las ventanas había otro tipoque los miraba fijamente, con una copa en la mano y la otra metida enel bolsillo, tal vez palpando alguna arma blanca o... incluso unapistola. Por detrás del conde se asomaron dos cabezas más, derefuerzo posiblemente, por si había jaleo. Al final la mirada delrey se sumó a las de los demás. La tensión se había hecho tanevidente que todo aquel que sabía la relación que existía entreambas familias había dejado de hacer lo que estuviera haciendo paraver qué pasaba mientras los demás continuaban ajenos a laconfrontación.

—Nopodrás protegerlo para siempre —dijo Ulf a la orgullosa Inna,sabedor de cuantas miradas estaban pendientes de ellos—. En elfondo es como los demás... por mucha fama de salvaje que le quierasdar —Y lanzando una mirada severa a los tipos que tenía repartidospor toda la sala para que se relajaran y otra de advertencia al rey,se retiró haciendo una leve reverencia de cortesía a la condesa.

Lavieja Inna, bastante molesta por haberle aguado la fiesta, pensó queuna retirada a tiempo es una victoria y para evitar preguntas ycotilleos decidió que lo mejor era abandonar la fiesta con sus airesorgullosos. A una mirada suya, Lisa, Anna e Ingrid, dieron la orden asus hijas de replegarse. Las chicas lo hicieron encantadas puesto quese aburrían como ostras en una pecera ya que eran las "condesitasmalditas" y nadie quería bailar con ellas ni crear lazos de ningúntipo.

Pocodespués de aquel encuentro con Ulf Stenkil, llegó a la mansión uncomunicado oficial de la casa Stenkil en el que reclamaban lacustodia y tutoría de Rüdiguer, como hijastro de Pollack, sobrinadel mismísimo Ulf. Lo único que querían en realidad eran susbienes, por eso no lo reclamaron hasta que no fue investido condeoficialmente. Pollack renunció a la custodia de Laureen cuando sefue con Sandra de casa de la condesa para refugiarse de nuevo con sufamilia y así la condesa pudo darla en adopción, pero no se firmóningún acuerdo con respecto a la custodia de Rüdiguer, por lo tantoaún tenía derecho a reclamarlo legítimamente.

Aquelcomunicado sentó como una patada en los huevos a la condesa, y esoque no tenía. Inmediatamente convocó una reunión con los miembrosdel consejo presentes para ponerlo en conocimiento de todos. ARüdiguer no le hacía ninguna gracia. Aquella mujer era unausurpadora. Primero suplantó a su madre y ahora quería apoderarsede cuanto tenía él. No la conocía pero no le gustaba, simplementepor el hecho de ser una Stenkil, su pesadilla durante tantos años.

Maríe,cuya especialidad era el Derecho Civil, se ofreció voluntaria parallevar el caso a los tribunales. Una vez finalizada la carrera yhabiendo alumbrado ya a su hijo, necesitaba poner en práctica cuantoantes los conocimientos adquiridos y, puesto que no formaba parte deningún gabinete porque todos le dieron una negativa por respuestacuando solicitó una plaza ya que era una de las "condesitasmalditas", pues pensó que aquello sería una gran oportunidad pararelanzar su carrera como abogada independiente. ¿Quién necesitabaun gabinete teniendo a su primo que no paraba de meterse en líos?Pero para que el relanzamiento fuese efectivo, primero tendría queganar el caso y así se lo expuso a su abuela para convencerla y quele dejara encargarse de ello.

ETHEL, El heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora