88. Los cinco años.

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En cuanto se reunieron para desayunar les comunicó a todos que quería volver. A lo que recibió una negativa rotunda. Todos se lo desaconsejaban. Empezaron a decirle que su cerebro todavía era muy sensible, que su estado físico aún no estaba en plena forma, que todavía estaba muy débil, que podría volver a sufrir otro shock, y mil excusas más que no terminaban de convencerlo. No entendía porque, si le habían contado que él era el Conde de Svealand, y era el que más mandaba allí, no se hacía lo que él ordenaba. ¿Qué mierda de conde era entonces? 

Enseguida lo descubrió, cuando su abuela empezó a ponerle pegas y empezó a levantarle la voz. La recordó con sus garras afiladas y sus ojos inyectados en sangre cuando discutían, quitándose del todo el disfraz de abuelita amable del cuento de Caperucita, y escupiendo culebras por la boca con cada palabra dirigida a él. No tardó nada en encender su ira, que estaba dormida y lo mantenía apaciguado, y recordó todas y cada una de las broncas que había mantenido con ella,especialmente una en la que destrozó todo el despacho y el pasillo lleno de tapices con imágenes de caza, subiéndose a un coche y estampándolo contra la verja de la entrada. Pero no recordaba el motivo. Sin embargo eso le hizo reflexionar. Si solía tener broncas tan fuertes con su abuela sería porque no se llevaban bien. ¿Qué hacían allí entonces? Decidió calmarse y no montar en cólera contando hasta cien mentalmente mientras escuchaba las patrañas de su abuela indicándole los motivos por los que no debería volver tan pronto. 

Las escuchó todas, hasta el final, porque con cada palabra que soltaba le venían nuevos recuerdos a su mente. Todos negativos.Cuando se cansó de escuchar, o cuando su mente ya estaba saturada de recuerdos, se levantó y se fue sin dar ningún tipo de explicación.Necesitaba asimilar todo lo que había recordado. Se fue paseando por la sombra de las palmeras sin parar de darle vueltas en la cabeza a una imagen que le venía a la mente muy a menudo pero que no había visto en ninguna de las fotos que le habían enseñado. Era una chica morena de piel con el pelo largo recogido en una cola de caballo y los ojos grandes como plazas de toros. Su imagen era muy nítida, pero no lograba ubicarla y eso lo atormentaba. Recordaba el tono de su voz pero no era capaz de distinguir ninguna conversación que le diera alguna pista. Era muy frustrante.

Sus primas vinieron en helicóptero a visitarlo para hacerle recobrar la memoria. Poco a poco fue uniendo cabos sueltos. Su abuela logró mantenerlo allí hasta el final de las vacaciones. Cuando regresaron a la mansión todo se le hizo mucho más nítido, pero aún así había caras y nombres que no le sonaban.


No tardó mucho en encontrar, una mañana, haciéndose la cama, una libretita de gusanillo con la tapa de cartón azul que tenia pinta detener sus años, bajo el colchón. Al abrirla, una foto cayó al suelo. La recogió lentamente. En ella aparecía la chica con la que llevaba soñando tanto tiempo. En sus sueños ella corría veloz,moviendo la coleta de un lado a otro, con cara de angustia, de pánico, hasta que se disipaba entre la niebla. ¡Y resultaba que tenía una foto suya! En la foto estaba agachada, hablando con alguien que no aparecía en la imagen, pero su cara no reflejaba ninguna angustia. Le gustaba aquella cara, le resultaba tan familiar como si la hubiera conocido toda su vida, pero no tenía ni idea de qué. Sin embargo su corazón se aceleraba al verla, al recordarla.Así que, puesto que a aquella foto la acompañaba una libretita llena de párrafos escritos con su letra, decidió ponerse a leer para ver si aquello le facilitaba algo las cosas.

Conforme iba leyendo, iba recordando.

Jowy, LB, el Frigui, el Rata, el Lolo,...Javi y Elena, el show que grabaron aquel verano, el fantástico viajecito a la playa, la primera vez...Pero también recordó a los Stenkils. La pelea en el molino, la pelea en el río, el hospital y... el plazo de cinco años que se dieron.

ETHEL, El heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora