97. Desfasar

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Fredrick se presentó por allí una tarde, a la hora del fika*, para hablar con su abuela directamente, sin preguntar por él primero, como solía hacer siempre, porque se suponía que él no debía saber nada. Rüdiguer se fue a limpiar un poco la granja para desaparecer de la casa y dejarle el camino libre intencionadamente, pero estaba en ascuas.

La vieja Inna estaba toda orgullosa e impaciente por lo que aquel muchacho atractivo, interesante e inmensamente rico tenía que decirle a ella personalmente. Hasta le sudaban las manos de lo nerviosa que se estaba poniendo, pensando que por fin aquel chico había decidido dar un paso más en cuanto a alguna de sus nietas se refería. Por eso lo recibió con toda la parafernalia.

Pero su globo se desinfló de repente cuando Fredrick le dijo, con todo el tacto del mundo, que no había venido a pedirle la mano de ninguna de sus nietas porque eran todas tan sumamente bellas, atractivas e inteligentes que le costaba enormemente decidirse por una. Y lo suavizó cuanto pudo añadiendo que seguiría frecuentando aquella casa, si ella se lo permitía, para ver si en algún momento saltaba la chispa. Cosa que hizo que la vieja se recompusiera un poco y le prestara atención en el asunto que venía a proponerle sin estar de mal humor, que era de lo que se trataba, para que le resultara más difícil negarse.

—Verá,el caso es que la boda de su nieto está a la vuelta de la esquina y se me ha ocurrido que sería un buen regalo de boda hacerle una fiesta de despedida de soltero por todo lo alto. Una fiesta que no olvidará jamás en su vida —le dijo todo entusiasmado, intentando contagiarle su ilusión a aquella vieja pasa.

—¿Y cómo piensas superar a las macrofiestas que os pegáis habitualmente, querido? —dijo la vieja expectante.

—Muy fácil —le soltó él, que la tenía justo donde quería—.Haciendo nuestra megafiesta en Pachá Ibiza (discoteca archifamosa), ¡un fin de semana loco!, para desfasar a tope y pasárnoslo bien. Lo tengo todo planeado, contrataremos a una stripper de Nueva York que conozco y vendrá con nosotros el Marqués de Sömmerland, el primo de Margueride, que es muy amigo nuestro de nuestras correrías nocturnas, entre otros que están por confirmar, entre ellos el príncipe, que está pendiente de su agenda. Pero eso sí, será todo muy anónimo porque a ellos nos les gusta que los pillen los fotógrafos desfasando por ahí —dijo de carrerilla para que su abuela pillara la mitad de las cosas solamente.

—¿Desfasar?—preguntó su abuela frunciendo el ceño—. Define desfasar.

—Desfasar...—repitió él para darse tiempo a pensar qué responder. En estos casos lo mejor es decir la verdad, porque es lo que su abuela espera oír—. Eso significa ponerse hasta arriba de todo, básicamente.

Su abuela se quedó un momento pensativa, mirándolo seria, pero sin verlo, arrugando la nariz. Cuando arrugaba la nariz era buena señal,cuando fruncía el ceño era mala.

—Vamos a ver —dijo después de soltar un suspiro profundo, como si estuviera anticipándose a sus aventuras—. ¿Me estás diciendo que quieres llevarte a mi nieto a Pachá Ibiza? Pero eso... ¿Todavía está abierta? ¿Aún está de moda?

—¿Qué pasa? ¿Ha estado?—preguntó Fredrick un poco sorprendido.

—Pues claro, querido —contestó la vieja fingiendo sentirse orgullosa de fardar de sus correrías de juventud.

Aunque en realidad sólo fuese a Pachá una vez en su vida, y no fuera nada agradable. Allá por los años 70 sus hijos solían pasar allí más fines de semana que por aquí y, aunque no era lo que es ahora, ellos siempre fueron muy liberales y muy flower power, así que se ponían hasta el culo de todo. Un sábado por la noche recibieron una llamada de un hospital de la isla diciendo que tenían a un joven en coma etílico y cuyos amigos le dieron aquel teléfono. Inna y Lars tuvieron que ingeniárselas para volar en un avión privado con asistencia médica a primera hora del domingo para rescatar a su hijo Zlatan de las secuelas de tanta fiesta. Y lo que vieron allí no les gustó para nada, por muy liberales que creyesen ser. Les parecía mentira que, en el estricto régimen que Franco tenía sometido a todo el país, aquella pequeña isla, en apariencia tranquila, se convirtiera en Sodoma y Gomorra al caer la noche. Pero claro,Fredrick no tenía porqué enterarse de aquellos pequeños detalles familiares y fingió ser más joven de lo que realmente era para fardar un poquito delante de él.

ETHEL, El heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora