Rüdiguer es reclamado por su abuela como heredero de un condado que detesta, pues será la diana humana de los enemigos de su familia, que ya se han cargado a todos sus antecesores. Así que tratará de hacer todo lo posible, por las buenas o por las m...
Duranteel mes de duración del noviazgo extraoficial hicieron varios viajespor todo el país, incluso por Finlandia y Noruega, para conocerlosmejor. Ellas concertaban entrevistas con importantes empresarios ydoctores, y él se preparaba visitas a edificios interesantesarquitectónicamente hablando y asistía a conferencias que hablarandel tema para estar siempre a la última en sus conocimientos ymejorar sus proyectos. Uno de aquellos viajes fue a Bergen, a visitara su abuelo para ponerse al día mutuamente acerca del negocio delpetróleo que continuaba siendo secreto para su abuela. Por supuestosiempre se llevaban a Wilma con ellos, que era el cerebro dellaboratorio que tenían pensado montar y no desperdiciaba ningunaoportunidad de hacerse conocer para conseguir padrinos. Pero a suabuelo no le cayó muy bien, le pareció una interesada que sóloestaba con Helena por su dinero y por su posición y que, una vezmontado el laboratorio, que era su objetivo, le daría de lado.Rüdiguer también había percibido algo así pero no había sabidodarle forma. Sin embargo no le interesaba hacérselo ver a Helenatodavía por miedo a que su coartada de cara al viaje de despedida desoltero peligrara.
Porsupuesto, en aquellos viajes en los que no iban ninguna de susprimas, su abuela lo obligaba a hacerse acompañar por Nikke, quepara eso lo había contratado. Y a él le venía bien porque a lahora de alojarse en hoteles o salir a cenar siempre eran mejor vistossi iban dos parejas que un trío. Aunque él se sentía súper cómodocuando estaba solo con ellas porque no le preocupaba que pudieranmalinterpretarlo en algún momento. No las veía como cazadoras, lasveía como iguales. Y por otra parte le preocupaba que Nikke lecontase a su abuela todo lo que hacían con pelos y señales. Porsuerte Nikke era un crío, con veinte años recién cumplidos y ganasde comerse el mundo. Así que no fue difícil ponerlo de su bando.
Llegadoel momento de la pedida de mano oficial, como había planeado suabuela, que se pensaba que estaba todavía en la edad media, sereunieron en Aguas Negras, en la sala de audiencias, las dos familiasy los miembros del consejo para dar fe de la legitimidad del asunto.A Rüdiguer aquellas ceremonias tan protocolarias lo mataban. Porsupuesto su abuela había llamado a los fotógrafos de variasrevistas para que inmortalizaran el momento, por lo que todas sehabían vestido con sus mejores galas e Inna había estado trabajandodesde las seis de la mañana para dejarlas impecables.
Lopeor fue el momento en el que Rüdiguer tenía que pronunciar laspalabras mágicas: ¿Me concede la mano de su hija?, frente al padrede la chica, en un ambiente forzado y tenso. Pero el padre, ademásde tomar la mano de su hija y unirla a la suya, le dijo por lo bajo:¿Solo la mano? Te la concedo toda. Sin poder evitar reírse.Rüdiguer y Helena, a pesar de ser un acto forzado porque ninguno delos dos quería pasar por el altar ni montar aquel paripé,terminaron sin poder contener la risa ante la gracia de su padre.Momento que inmortalizaron los fotógrafos y fue la foto de portadade las revistas del corazón de aquella semana. Su abuela estaba quese salía porque por fin su nieto había salido en portada y encimacon una foto que le favorecía muchísimo, donde se le veíasonriente y hasta parecía agradable. Aunque en el fondo no queríaque dejaran de llamarlo "el salvaje" porque aquel apodo le dabamás morbo.
Luego,durante los ocho meses que duró su noviazgo viajaron por África,Japón, Dubai y EEUU, a conocer mundo, a buscar patrocinadores parael laboratorio de ellas y proyectos de arquitectura para él. Exceptoa España. Este país estaba vetado para ellos, no fuese que leasaltaran sus recuerdos románticos y se escapara para buscar a suespañolita. Aunque su abuela empezaba a creer que se había olvidadode ella. Que su estrategia de hacerlo conocer a otras chicas habíafuncionado, y Helena y él congeniaban bastante bien.
Aveces los acompañaba Nikke, otras veces iba con ellos Fredrick, quepor entonces ya había roto con la mulata con la que estuvo saliendoy al cual tuvieron que poner al día acerca de la relación entreHelena y Wilma para que no hiciera el ridículo intentando seducirlasen vano. A EEUU los acompañaron sus primas. No fue el viaje queRüdiguer hubiera querido, visitando el gran cañón del colorado oYellowstone, las cataratas del Niágara, haciendo la ruta 66,visitando San Francisco o las playas de California. Fue un viaje casiexclusivamente de negocios. Visitaron Washington, Chicago, Detroit,Filadelfia y por supuesto, como colofón final; Nueva York. Se quedóimpresionado con las dimensiones de la estatua de la libertad y lefascinó Manhattan. Él hubiera dedicado más tiempo a hacer turismo,a adentrarse en Brooklyn, a visitar lugares famosos por salir enmogollón de películas americanas, pero sus primas preferían ir decompras y les encantaba perder el tiempo en los centros comerciales.Se vino un poco decepcionado con aquel viaje pero esto hizo queempezara a planear otro, acompañado de Nikke o Fredrick, visitandola costa oeste.
Peroya no hubo más tiempo para viajes porque la boda estaba encimaprácticamente y había llegado la hora de plantearle a la vieja lode ir a España de despedida de soltero. Para eso nadie mejor queFredrick, con su verborrea y su fama de festero. Además de que suabuela lo tenía en gran estima porque en el fondo lo consideraba unbuen candidato para casarse con alguna de sus nietas que, como teníatantas y tan variadas, estaba segura de que alguna de todas ellasacabaría llevándolo al altar y no estaría mal estar emparentadoscon los duques de Hallserforg.
Porsupuesto, Fredrick estaba al corriente de lo que pensaba la vieja, yno le importaba. Todas las primas de Rüdiguer tenían su puntazo.Las mayores le gustaban porque eran más maduras y dominantes, másdesinhibidas en cuestiones de sexo. Las de su edad porque tenían máscosas en común. Y las más jóvenes porque eran más inocentes yfáciles de engatusar. Pero nunca se atrevió a cometer la osadía deenrollarse con ninguna de ellas, porque enrollarse con una seríadejar de lado a las demás y él prefería tenerlas a todaspendientes de él aunque no pudiera disfrutar de ninguna. Ya sebuscaba ligues por su cuenta fuera de aquella casa y que no lecomprometieran a nada. Por no decir que la que más le gustaba detodas ellas era justamente la que menos caso le hacía. O tal vezfuera por eso.
Rüdiguersabía que para tener éxito aquella vez tenía que hacer las cosasbien y, una vez elegido al portavoz ideal para dar la cara frente ala vieja, necesitaba una estrategia que funcionase y no le hiciesesospechar a su abuela que en realidad quería ir a España parabuscar a Jowy. Por eso le ordenó a Fredrick que se lo planteara comosi fuera una sorpresa. Como si él no supiera nada. Porque era másfácil y más creíble que sus amigos quisieran hacerle una fiestasorpresa en Ibiza o Mallorca, puesto que había pasado su infancia enEspaña y le gustaría regresar para ir de fiesta y desfasar comotodos los jóvenes de su edad en aquellos garitos de moda que tan amenudo visitaban sus compatriotas adinerados y cuya fama habíatraspasado fronteras. Y Fredrick llevaba la palabra Fiesta grabada enla frente. Era un plan perfecto. Salvo por una cosa. Que todos susamigos en realidad eran empleados de su abuela y para poder irse conél de fiesta tan lejos necesitaban que ella les diera vacaciones.Eso le preocupaba bastante, pero aún así, decidió intentarloporque era la única alternativa que tenía.
Porotra parte, tenía miedo de confiar demasiado en aquellos que decíanser sus amigos, y que no dudaba que lo fueran pero, misteriosamentela vieja siempre estaba al corriente de sus planes, por lo tantodedujo que había filtraciones entre ellos. Así que tuvo queescurrirse los sesos para pensar de qué manera hacerles creer que sequedaría en la isla realmente y no intentaría ir a buscar a Jowy.Al final les contó que, como los planes de la fiesta le parecíantan apetecibles, pospondría la búsqueda de Jowy para el viaje denovios porque así pillaría a su abuela con la guardia bajada alpensar que una vez casado desistiría de su empeño con la españolitay le sería más fácil volar hasta allí sin vigilantes. Porsupuesto, los que lo conocían bien sabían que no desperdiciaríaaquella oportunidad. Sin embargo no dijeron nada. Sabían porqué lesmentía. Steph, Fredrick, Per, Novalie y Ulrich cruzaron unas miradasserias entre ellos, como buscando en los otros al chivato queobligaba a Rüdiguer a mentirles. Para los que apenas lo conocíancoló perfectamente.
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