Regreso a Hogwarts

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Capítulo 4

El tren se sentía más solo que nunca. Ya no estaban los gemelos ni Lee en el vagón para contar chistes y hacer que ella no sobrepensara las cosas. Ellos ya habían crecido, ya trabajaban y vivían juntos, a ella todavía le faltaban dos años si contaba el que a penas iba a vivir. Se sentía sola aunque estuviera en el mismo vagón que Luna.

─¿Dónde está Ginny? ─preguntó la azabache.

─Me dijo que estaría con Dean.

─Oh, está bien.

Su cabello se puso más oscuro de repente, pues los recuerdos de Sirius comenzaron a llegar y el sentimiento de culpa por no haberse acordado de la muerte de Sirius durante unos días y pasarla realmente bien, la invadió.

─Te dejaré sola para que puedas hablar contigo misma ─le dijo Luna y se fue.

Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos y quería ir con su hermano, abrazarlo, pero no podía, pues él había ido a espiar a Malfoy en su vagón porque sospechaba que era un mortifago y Ron al igual que Hermione no la entenderían.

Quería gritar y patalear pero solo podía estar ahí, sentada. Intentó distraerse con el paisaje pero no funcionó en lo absoluto, solo le recordó a Lee y se entristeció más al saber que él ya no la acompañaría a Hogwarts. Pensar en su cumpleaños tampoco funcionó, no porque fuera un mal recuerdo, sino porque le recordaba que no podía ver a sus seres queridos.

Y como no podía pensar en nada sin relacionarlo con algo triste, decidió que intentaría dormir. Cerró sus ojos y respiró profundamente, recordando las guías de meditación que Remus le había dado y que estaba en su baúl. La luz comenzó a apagarse y su mente se desconectó de la realidad.

Cuando abrió los ojos estaba en Hogwarts, el tren no había llegado, ella no recordaba haberse bajado, pero ahí estaba, adentro de aquel hermoso y fantástico castillo.

Vaya, nunca creí poder entrar a tu mente ─dijo aquella voz conocida.

Volteó rapidamente y lo vio. Ahí, frente a ella, estaba Sirius Black, su tío canuto. Se acercó lo más rápido que pudo hacia él y lo abrazó. Se sintió tan real que podía jurar que lo era.

Sirius, no sabes cuanto te extraño, tú... tú... ─sus palabras se perdieron en el nudo que se había formado en su garganta.

─Shh... tranquila, cachorrita no llores, estoy aquí.

Cuando pudo separarse lo vio a los ojos y apartó la mirada rápidamente.

─Lamento no haberte ayudado... Si hubiera investigado sobre ese arco las cosas serían distintas.

─No es tu culpa. Tú no tenías idea de lo que me pasaría, si hubieras sabido lo hubieras evitado pero el hubiera no existe. Sucedió lo que tenía que suceder.

─¡Pero no es justo! Apenas estaba conociéndote, te quedaban muchas cosas por vivir...

─No. Viví lo que tenía que vivir y estoy agradecido por haber disfrutado los últimos años.

─Pero, ¿que hay de Remus o de Harry? Ellos te extrañan demasiado, igual que yo.

─Mi querido Remus... ¿Puedes decirle que lo quiero y que no es su culpa? ─ella asintió─. Gracias.

Se quedó en silencio hasta que encontró las palabras adecuadas, y dijo:

─En cuanto a Harry y a ti, me hubiera encantado pasar más tiempo con ustedes, conocerlos mejor hubiera sido fantástico pero yo ya tenía mi final y, aunque no lo creas, me gusta estar aquí. Están muchas personas a las cuales conocí y es demasiado pacífico, además de que conservo mi físico de joven.

La Chica Potter ~George WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora