Boggart

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Capítulo 8

Narrador omnisciente:

Luego de estar un rato más en el Gran Comedor se fueron a su clase de pociones, donde elaboraron una nueva poción: una solución para encoger. El profesor Snape le pidió a Ron que cortara la raíces de margarita de Malfoy, lo cual lo molestó bastante. Al final de la clase, la mejor de las pociones fue la de _________, obviamente. Malfoy se excusó con que la suya no había quedado tan bien porque el pelirrojo no había cortado bien las raíces.

Durante esa misma clase, la poción de Neville quedó de color naranja cuando tenía que quedar de un verde amarillo brillante. El profesor Snape amenazó al muchacho diciéndole que al final de la clase le daría unas gotas a su sapo para ver si así podía animarse a hacer las cosas correctamente, el chico le rogó al borde del llanto a la azabache que le ayudara con su poción y así lo hizo, la antes naranja se convirtió en una poción verde amarillenta brillosa, aunque eso le costó diez puntos a Gryffindor. El castaño estaba muy agradecido con la azabache, poco a poco su amistad iba progresando por pequeños pero lindos detalles de parte de ambos.

El profesor Lupin no estaba en el aula cuando llegaron a su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Todos se sentaron, sacaron sus libros, las plumas y los pergaminos, y Neville le agradecía a ________ por décima vez cuando por fin llegó.

El profesor les sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa, estaba desaliñado pero se veía muy sano. La azabache no podía apartarle los ojos de encima por más grosera que pareciera, sus cicatrices y esa sonrisa cálida se le hacían demasiado familiares.

─Buenas tardes ─dijo─. ¿Podrían, por favor, meter los libros en su mochila? La lección de hoy será práctica. Solo necesitarán las varitas mágicas.

Neville y _______, quiénes estaban sentados juntos, se miraron sorprendidos, al igual que todos los demás alumnos. Nunca habían tenido una clase práctica en Defensa Contra las Artes Oscuras y eso causaba mucha curiosidad en el aulmnado. Solo esperaban que no fuera como la vez que su antiguo profesor soltó a los duendecillos.

─Bien ─dijo el profesor Lupin cuando todo el mundo estuvo listo─. Si tienen la amabilidad de seguirme...

Desconcertados pero con interés, los alumnos se pusieron en pie y salieron del aula con el profesor Lupin. Éste los condujo a lo largo del desierto corredor. Doblaron una esquina. Al primero que vieron fue a Peeves el poltergeist, quién flotaba boca abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de la cerradura. Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro. Entonces sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:

─Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin...

Aunque casi siempre era desobediente y mal educado, Pevees solía tener cierto respeto por los profesores. Todos miraron de inmediato al profesor Lupin para ver como se lo tomaría. Para su sorpresa, el mencionado seguía sonriendo.

─Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Pevees ─dijo amablemente─. El señor Filch no podrá entrar por sus escobas.

Pevees no prestó atención al profesor Lupin y solo se dignó a hacer caras raras a los alumnos. El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.

─Es un hechizo útil y sencillo ─dijo a la clase, dijo volviendo la cabeza─. Por favor, estén atentos.

Alzó la varita a la altira del hombro, dijo ¡Waddiwasi! y apuntó a Pevees

Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nazal izquierda de Pevees; éste ascendió dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólino y echando maldiciones.

La Chica Potter ~George WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora