Capitulo 11: " La peste rosa"

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Segundo
Estaba en el hospital en mi hora de descanso,y aunque el día había sido bastante tranquilo nunca lograba relajarme del todo. Esta profesión nos enseñaba a estar alerta todo el tiempo, siempre había algún herido que llegaba acá esperando a que su vida tuviera una segunda oportunidad. Aunque muy en el fondo,a veces me preguntaba si había elegido el camino correcto o el que mis papás eligieron para mí y mi hermana,más aún siendo mi papá el director del hospital.
En eso,siento unas ruedas correr rápidamente por el pasillo y comprendo lo que pasa. Voy hacia el griterío de médicos y enfermeras y me topo con una camilla donde yace un joven de unos 30 años, pálido y con unas manchas rosadas en el cuello.
- Llego descompensado- dijo mi amigo Walter ,era el décimo de la semana. No podíamos comprender que era aún.
- Rápido,llevenlo a cuidados intensivos! - pido mientras corro a buscar la libreta .
Esto me estaba superando,me ponía los nervios de punta estar frente a una enfermedad que suponía un enigma para todos. No sabíamos que la producía,como se llamaba,ni la forma de combatirla. Después de colocar al paciente en una camilla y administrarle suero para combatir la deshidratación,le hicimos las preguntas correspondientes y nos dijo que llevaba varios días con fiebre ,dolor muscular y tos. Pero a mí seguían preocupándome esas manchas rosadas: jamás las había visto ni nos habian mencionado de ellas en toda mi carrera. Está situación comenzaba a ponerme nervioso,sin duda debía hablar con mi papá. El tenía que darnos su opinión sobre como proceder ante estos casos,no podíamos pasar por sobre su autoridad.
Después de pasar por la habitación del paciente,con el barbijo correspondiente ,salgo de ella y camino hacia la oficina de mi papá. Golpeo la puerta antes de entrar y escucho su voz diciéndome que pase
- Con permiso. Podemos hablar?- digo .
- Pero por supuesto. Que novedades hay?- se estira en su asiento y yo tomo aire.
- Estamos recibiendo muchos pacientes con los mismos síntomas, papá - le menciono -todos con la misma característica. Esto es algo nuevo y no tenemos los recursos para tratarlo,pero tenemos que intentarlo. Es necesario que nos ocupemos de esto.
El se queda mirándome unos minutos, inexpresivo,mirándome desde sus enormes ojos azules.
- Que conmovedor - noto la ironía en su voz- Así que ahora el doctorcito me quiere llenar el hospital de esos putos sidosos . Vos te volviste totalmente loco?
Me quedo helado, aunque sinceramente no me sorprende: yo se muy bien el pensamiento que tiene mi papá con respecto a los homosexuales. Antes creía que era un tema de la edad,pero que podía cambiar. Con el tiempo me fui dando cuenta que me equivoqué.
- Papá,tenemos que intentarlo - insisto- hay mucha gente allá afuera que se está muriendo y necesitan nuestra ayuda. Podemos investigar... -
- Investigar tres cominos, Segundo!. Déjate de embromar- da una palmada a su escritorio- Si necesitan ayuda que vayan a otro hospital . Que querés,que tenga problemas con el directorio? Que me echen de mi puesto que me tomo años conseguir? .
Ruedo los ojos pero no pienso bajar los brazos.
- Con el directorio puedo hablar yo ,no te preocupes. Estamos frente a una oportunidad de mejorar la calidad de vida de esta gente,por favor - le suplico.
El me mira y noto su cara de disgusto,es algo que los años no logran mejorar.
- Ya fui claro: si veo a alguno de esos putos que  tiran brillantina por acá,lo rajo a la calle...y a ustedes también - trago saliva.

" Segonio : amar en los 80"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora