Esta historia es un fanfic de la novela turca El Secreto de Feriha.
...
¿Qué ocurrió en los diez días previos a la boda de Emir y Feriha? ¿Cómo fue que realmente...
Prohibida su copia total parcial o adaptación (seamos respetuosos del trabajo ajeno)
AMOR SIN FINAL
Autora: Daiana Mibrani
Luego de dejar a Feriha en el hotel, Emir se dirigió a la casa que había compartido con Ece durante los últimos años. Claro que difícilmente a aquello se le podía llamar hogar, apenas llegaba a dormir por las noches cuando no tenía trabajo en el Nigth.
Emir estacionó el vehículo en la calle, y bajando del auto, observó que las luces de la sala estaban encendidas.
—Seguramente está en casa —pensó introduciendo las llaves en la cerradura.
El muchacho se sentía culpable y apenado con Ece. Si bien era verdad que su compromiso era una mentira para protegerla de Yavuz, ella siempre había sido una buena amiga que lo había acompañado y apoyado en sus peores momentos.
— ¡Emir! —exclamó la joven con alegría mientras corría a abrazarlo—. Sabía que volverías.
—Solo vine a buscar un poco de ropa —informó tomándola sutilmente de los brazos. No se atrevia a separarla—. No te preocupes, seré rápido... Otro día vendré por el resto.
Emir se dirigió a su habitación y Ece lo siguió molesta.
— ¿Entonces vas a irte con ella?
—No creo que debamos hablar de eso —respondió cogiendo una pequeña maleta.
—Emir, esa mujer no te ama, no siente nada por ti... ¡Mejor dicho, te odia! ¿Ya olvidaste todo lo que te hizo? ¡Te abandonó para irse con otro hombre!
Emir frunció el ceño sintiéndose incómodo.
—Las cosas no sucedieron así, Ece —dijo mientras colocaba unas prendas en el equipaje.
— ¡Entonces explícame qué pasó porque te juro que no puedo entender cómo es que después de todo lo que te hizo te quieres ir con ella!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Ya te lo dije, no tiene sentido que hablemos de esto... Ece, no quiero lastimarte.
Emir cerró su maleta dispuesto a irse.
— ¡Emir! —suplicó en tono angustiante. Si hacerse la ofendida no funcionaba, entonces iba a recurrir a la lástima—. Siempre he estado a tu lado, he sido tu amiga y tu mujer en las buenas y en las malas.
Ece colocó las manos en el pecho del muchacho mientras derramaba unas cuantas lágrimas.
—Sé que no me amas como yo a ti, pero por favor no me dejes.
Emir la apartó suavemente, sintiendo remordimiento. No estaba siendo justo con ella.
—Lo siento Ece, pero no puedo quedarme más contigo. Tú conoces mis sentimientos perfectamente. Jamás te engañé... No es justo para ti ni tampoco para mi seguir haciéndonos esto.
