32) ¿Silencio o verdad?

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AMOR SIN FINAL

Autora: Mibrani 


En Alemania, un joven de cabello oscuro acababa de colgar el teléfono sumamente disgustado. ¡No podía creer que esa chiquilla se hubiera atrevido a desobedecerlo!

— ¿Qué sucede, cariño? ¿Con quién hablabas? —preguntó una mujer que llevaba un sexy camisón de seda.

—Sanem —pronunció el hombre al ver a su amante entrar en la habitación—. Regresaremos a Estambul.

— ¿Qué? ¿pero por qué? —cuestionó con disgusto. Yavuz le había prometido unas largas vacaciones en Europa y apenas llevaban pocos meses fuera de casa.

—Güneş se atrevió a desobedecerme —contestó con el ceño fruncido—

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—Güneş se atrevió a desobedecerme —contestó con el ceño fruncido—. Le dije que se quedara en Suiza, pero acaban de informarme que llegó hace unos días a Estambul.

—Eres muy condesciende con ella, cariño. Por eso esa muchachita hace lo que quiere.

Sanem no soportaba a Güneş, le parecía una chica sumamente malcriada y pretenciosa, y lo peor de todo era que su hermano estaba loco por ella. La pelirroja era su más grande debilidad lo cual la convertía en una gran amenaza.

—No permitiré que se quede en Estambul. Es demasiado peligroso para ella.

Güneş se había graduado hace más de un año y estaba cansada de vivir en Suiza. Necesitaba un cambio urgente para su vida por lo que había decidido formar parte de la empresa familiar, claro que ella no tenía idea de que su hermano era un mafioso. Yavuz siempre se había encargado de mantenerla alejada de sus negocios ya que el mundo en el que él vivía era demasiado peligroso para una mujer, esa era la razón principal por la cual la mayoría de las personas desconocían su existencia.

La seguridad y bienestar de Güneş, eran lo primero para Yavuz.

—Tienes razón, amor —dijo Sanem sentándose sobre las piernas del joven—. Es mejor tener a tu hermana alejada, ella es muy ingenua y cualquiera podría aprovecharse.

La viuda de Haldún sabía que lo mejor era tener a esa chiquilla lejos para que no metiera las narices en lo que no le importaba.

No podía permitirse perder la fortuna y los lujos que Yavuz le brindaba.

—Eres siempre tan comprensiva —comentó el muchacho con una sonrisa torcida—. Por eso me encantas.

Sanem le dio un profundo y apasionado beso. Si había algo que ella sabía a la perfección, era mantener a un hombre satisfecho.

—Cariño, ¿pensaste en lo que te dije? —preguntó acariciándole el pecho—. Pienso que, si vamos a regresar a Estambul, sería una buena oportunidad.

Amor sin Final (Femir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora