Esta historia es un fanfic de la novela turca El Secreto de Feriha.
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¿Qué ocurrió en los diez días previos a la boda de Emir y Feriha? ¿Cómo fue que realmente...
Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno).
AMOR SIN FINAL
Autora: Daiana Mibrani
Habían pasado unos días desde la reconciliación entre Emir y Feriha. Los problemas finalmente se habían resuelto y sus vidas habían regresado a su curso normal.
Nadie tenía noticias de Seher, Emir la había buscado durante días para exigirle explicaciones, pero ella simplemente había desaparecido sin dejar rastros.
—Por Allah, no saben la felicidad que me da verlos así —dijo Zehra sirviéndole una taza de té a su hija y a su yerno.
Emir sonrió acariciando con cariño la mano de su esposa.
—Me alegra mucho que todo se haya solucionado —agregó la mujer tomando asiento junto a sus visitas.
Los enamorados se miraron a los ojos perdidos en su propio mundo y ajenos a todo lo que los rodeaba.
Zehra ya había sido testigo en más de una ocasión de esos pequeños momentos de complicidad entre su hija y su yerno, y se sentía profundamente feliz porque sabía que Feriha era una mujer completamente amada y llena de dicha.
¡Definitivamente, su niña no podría haber encontrado un mejor esposo que Emir!
—Nosotros también estamos muy felices, madre. Desde que esa mujer desapareció de nuestras vidas todo ha sido mejor.
—No la nombres, Feriha. No lo hagas. —Zehra ladeó la cabeza de un lado al otro. Ella no quería volver a oír nada acerca de Seher.
—No han tenido noticias de ella, ¿verdad? —preguntó Emir sin poder evitarlo.
En los últimos días, él no había dejado de buscar a la mujer por cielo y tierra, necesitaba saber quién era la persona que le estaba pagando para separarlo de Feriha.
—No, y es mejor que no aparezca nunca —contestó Zehra—. Aunque Mehmet es quién me preocupa.
El mayor de los mellizos no había vuelto a mencionar palabra acerca de Seher, simplemente era como si su esposa jamás hubiera existido en su vida.
—Mehmet no ha salido del club en días, se la pasa trabajando incluso en su tiempo libre —habló Feriha con tristeza. Ella Imaginaba a la perfección como debía de estar sintiéndose su hermano.
—Es su manera de lidiar con el dolor y el enojo —aseguró Emir—. Solo necesita tiempo.
—Allah, mi pobre hijo... No merecía una mujer como esa.
Feriha contempló su taza de té perdiéndose en amargos recuerdos.
—Nunca voy a olvidar el día en el que Seher se aventó por las escaleras —hizo una pausa—. Me culpó por haber perdido a su hijo.
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