81) Boda y sorpresas

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Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno).

AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani


Emir y Feriha llegaron a la isla en donde se celebraría la inolvidable boda de sus mejores amigos.

—No puedo creer que hayas venido con esos zapatos —regañó el muchacho aferrando fuertemente la cintura y mano de su esposa.

El terreno no era lo suficientemente firme para caminar y Emir temía que Feriha pudiera tropezar y lastimarse.

—Son cómodos, es solo que cuando Hande dijo que la boda sería en la playa no pensé que fuera tan literal —se excusó mirando la bella y espectacular decoración que adornaba el lugar.

Cientos de arreglos florales estaban distribuidos por cada sitio abriendo pequeños caminos en la arena.

La mesa en la que los novios se sentarían junto al juez y los testigos, estaba resguardada bajo un hermoso altar formado por una fina y suave tela de color blanco. Frente a este, un montón de sillas se disponían de manera ordenada para albergar a todos los invitados. A un costado, había varias mesas cubiertas por delicados manteles de seda en donde las personas se sentarían a disfrutar de un delicioso almuerzo frente al imponente mar.

Muchas linternas con pequeñas velas en su interior se distribuían por cada rincón. Seguramente, horas más tarde cuando el sol empezara a ponerse alumbrarían el lugar otorgando un ambiente mágico y romántico.

—Creo que será mejor que te los quites

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—Creo que será mejor que te los quites.

— ¡Emir, no voy a quedarme descalza! —se quejó frunciendo el ceño.

Emir puso los ojos en blanco pensando que seguramente no habría en el mundo una mujer más terca que la suya.

— ¡Ah! Chicos, ¿cómo están? —saludó la madre de Hande acercándose a los recién llegados.

—Muy bien Canan, ¿y tú? —respondió Emir.

—Bien, gracias. Hace mucho tiempo que no los veía, apenas ayer llegué a Estambul —dijo sonriente mientras le echaba una mirada al vientre de Feriha—. ¡Mira nada más esta panza! ¿De cuánto estás, Feriha?

—Casi ocho meses y medio —contestó apoyándose en el brazo de Emir. Las piernas comenzaban a dolerle de tanto estar parada.

—Te conseguiré una silla, amor.

— ¡Ah!, ahí vienen Aysun y Hale. —Canan levantó la mano haciéndole señas a las dos mujeres—. ¡Queridas!, ¿podrían alcanzarle una silla a Feriha?

Aysun tomó uno de los asientos que estaban en una mesa y rápidamente se acercó a su nuera.

—Gracias madre. —Emir le ofreció la silla a su mujer—. Toma, cariño.

Amor sin Final (Femir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora