Amor sin Final (Femir)

107) Hakan en peligro

Prohibida la copia total, parcial o adaptación (Seamos respetuosas con el trabajo ajeno).

AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani

El canto de los pájaros anunciaba el comienzo de un nuevo día. Pese a que el invierno aún no había llegado, la primera nevada de la temporada se había adelantado tiñendo la ciudad de un inmaculado color blanco.

Frente a la residencia Sarrafoğlu, Ece espiaba todo a su alrededor en busca de una oportunidad perfecta para meterse en la casa.

—Espero estén durmiendo —dijo verificando la hora en su reloj. Aún era muy temprano.

La muchacha se dirigió hacia el hogar con sigilo, e intentando pasar desapercibida a los ojos de cualquier vecino, abrió la puerta con las llaves que le había robado a Feriha.

Una vez dentro, caminó hacia la parte trasera de la casa, y con mucho cuidado para no hacer ruido, entró por la puerta de la cocina. Ece conocía a la perfección la distribución del domicilio ya que la última vez que había estado allí se había tomado la molestia de investigarlo absolutamente todo.

—Perfecto, hay mucho silencio —pensó aliviada. Seguramente Emir y Feriha seguían durmiendo.

Ece se dirigió hacia las escaleras, y al pasar por la sala, reparó en la presencia de un portarretratos de la feliz pareja.

—Pronto se les borrará esa estúpida sonrisa —murmuró con rabia mientras miraba la imagen de los enamorados.

Con mucho cuidado, la mujer subió escalón por escalón hasta llegar a la planta alta, y una vez allí observó con algo de sorpresa que la puerta de la habitación de la pareja estaba ligeramente entreabierta, así que de manera curiosa, Ece se asomó hacia el interior del cuarto.

La imagen que vio quedó grabada a fuego en sus retinas.

Emir y Feriha estaban sentados sobre la cama con sus piernas entrelazadas. Ambos estaban completamente desnudos, solo sus partes íntimas estaban cubiertas por la fina tela de la sábana.

Los amantes se acariciaban y besaban con una dulzura infinita mientras se mecían lentamente el uno sobre el otro.

Ece no podía dar crédito a lo que sus ojos veían. Ambos estaban haciendo el amor con una ternura que jamás había visto y experimentado en su vida. Emir nunca la había besado de esa manera y mucho menos la había tratado así, con tanta calma, tanta dulzura... ¡Tanto amor! Sus encuentros íntimos siempre habían sido desesperados y urgentes, carentes de ningún sentimiento diferente a la pasión.

En esos momentos, Ece comprendió que Emir jamás le había hecho el amor, solo había tenido sexo con ella. Y aunque en el fondo lo sabía a la perfección, corroborarlo con sus propios ojos había provocado que su despecho y odio aumentaran aún más.

La chica tragó en seco mientras intentaba controlar el temblequeo de su cuerpo. ¡Sentía tanta ira que de buena gana acabaría con ambos!... Especialmente con Feriha.

Respiró hondo y volvió a observar.

Feriha le daba suaves mordiscos a Emir en la barbilla, mientras que él le acariciaba la espalda del mismo modo. Los dos seguían meciéndose con una delicadeza que a los ojos de Ece parecía imposible.

¿Cómo lo hacían? ¿Como lograban tener ese control y no dejarse llevar por sus instintos?

La mujer no podía dejar de hacerse esas y miles de preguntas más. La obvia respuesta era que ella no conocía la diferencia entre hacer el amor y solo tener sexo. La pasión desenfrenada era solo una cara de lo primero mientras que resultaba serlo todo para lo segundo.