Amor sin Final (Femir)

51) Un papá celoso

Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno)

AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani

Luego de la desagradable sorpresa de Ece, Feriha logró calmarse con la ayuda de Emir y unas cuantas tazas de té.

Al poco tiempo, Hande y Koray llegaron a Etiler alegrando el ambiente del lugar.

—Hola chicos —saludó Emir abriendo la puerta.

— ¡Tíos! —Kaan, que estaba en el regazo de su padre, extendió los bracitos para que lo tomaran.

— Oh oh, parece que alguien está feliz —dijo Hande mientras se quitaba el abrigo y lo colocaba en el perchero.

Emir cargó al pequeño y Feriha se acercó a él para darle un sonoro beso en la mejilla.

— ¡Hola precioso! ¿Cómo estás?

— ¡Ben! —respondió removiéndose para que lo bajaran.

Tan pronto el hijo de Gülsüm puso los pies en el suelo, empezó a correr por toda la casa.

—Prepárense para que lo deje todo dado vueltas —advirtió Koray.

Emir sonrió divertido al observar que el pequeño intentaba treparse en el sofá.

—Será mejor que nos acostumbremos.

—Sí, pronto sabrán lo que es tener un pequeño terremoto en casa, y eso que yo no vivo con él —habló Hande.

Feriha sonrió acariciándose el vientre e imaginándose cómo sería su vida en un par de meses.

—Los niños siempre traen alegría al hogar.

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Pasados los segundos, los cuatro amigos se acomodaron en el sillón e iniciaron una amena y tranquila plática.

—Y bien, Feriha, ¿cómo está mi sobrino o sobrina? —preguntó Hande.

—Muy bien, creciendo mucho. Ya casi no tengo mareos ni nauseas.

—Pero sí muchos antojos —agregó Emir poniendo cara de víctima y haciendo sonreír a sus invitados.

—Pareces algo contrariado, hermano.

—La otra noche tuve que salir a las tres de la madrugada para recorrer todo Estambul en busca de baklava —explicó con dramatismo haciendo que Feriha le diera un golpecito en las costillas.

— ¡Deja de quejarte! ¡Tú quisiste ir!

Él sonrió. La verdad era que adoraba consentir a su esposa, no importaba si tenía que salir de madrugada o en medio de una tormenta de nieve.

Mientras los amigos conversaban, el pequeño Kaan se acercó a Feriha mirándola muy sorprendido. El niño casi ni parpadeaba.