Esta historia es un fanfic de la novela turca El Secreto de Feriha.
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¿Qué ocurrió en los diez días previos a la boda de Emir y Feriha? ¿Cómo fue que realmente...
Prohibida su copia total, parcial o adaptación (Seamos respetuosas del trabajo ajeno)
AMOR SIN FINAL
Autora: Daiana Mibrani
La mañana había llegado y con ella un nuevo día comenzaba.
Una pareja de enamorados yacía recostada plácidamente sobre una suave y cómoda cama, completamente ajena al acelerado ritmo de una ciudad que poco a poco abria los ojos.
La claridad de la luz se colaba entre las rendijas de la ventana despertando a una bella joven que, con algo de pereza, estiró su cuerpo buscando espabilarse del placido sueño que acababa de tener.
Al removerse, Feriha percibió que unos fuertes brazos la rodeaban de manera protectora, y sin poder evitarlo, esbozó una dulce sonrisa acurrucándose más sobre el pecho de su amado. La hermosa jovencita se preguntó cómo había logrado sobrevivir tres años sin él.
¡Emir se veía tan guapo y tierno cuando descansaba que parecía un niño pequeño e inocente!
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Despacio y con cuidado, Feriha se acercó a los labios masculinos aventurándose a depositar un pequeño y tierno beso. Entonces, Emir comenzó a abrir lentamente los ojos dibujando una pequeña sonrisa.
—Buenos días, hermosa —saludó estrechando a la chica entre sus brazos.
—Buenos días, dormilón —susurró divertida.
—Extrañaba despertar así contigo.
—Y yo extrañaba a mi almohada favorita —confesó haciendo reír a su compañero.
Después de tanto tiempo, Emir por fin se sentía completo. Ya no era un alma en pena que sobrevivía día tras día. Con Feriha a su lado la vida había recobrado color y sentido. Ahora era inmensamente feliz y no le importaba si el mundo se acababa... Mientras tuviera a su amada a su lado lo demás simplemente dejaba de existir.
— ¿Como pude vivir tres años sin ti? —preguntó aspirando el aroma de los cabellos femeninos.
—Pensaba lo mismo —declaró llena de ternura.
La pareja permaneció unos minutos en silencio disfrutando del momento en compañía. Feriha escuchaba la melodía que marcaba el ritmo del corazón de Emir, mientras que este por su parte, acariciaba entre sus dedos las delicadas hebras castañas.
—Recuerdo la primera vez que dormimos juntos —habló ella con voz cálida—. Fue tan especial.
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