46) El cambio de Aysun

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Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno)

AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani


El invierno se avecinaba trayendo promesas de un frió paisaje teñido de blanco.

En los hogares, las personas comenzaban a encender la calefacción y a preparar sus abrigos. Al parecer, ese año la temporada invernal llegaría antes de tiempo.

Una fresca mañana de sábado, Emir despertó acurrucado sobre sí mismo. Hacía tanto frío que no podía dejar de tiritar. Su cuerpo se sentía muy ligero, y al abrir los ojos, se dio cuenta de que solo estaba cubierto por la fina tela de su pijama. A su lado, Feriha yacía plácidamente envuelta entre las cálidas y suaves frazadas.

Sin poder evitarlo, Emir esbozó una sonrisa divertida, era la segunda vez que su querida esposa le robaba las cobijas dejándolo muerto de frio.

El muchacho se aproximó a su mujer metiéndose entre las mantas, pero ella protestó entre sueños sin estar dispuesta a entregar su fuente de calor.

—Mmm, Emir —se quejó con voz adormilada—. ¡Tienes los pies helados!

— ¿Sí?, ¿y de quién será la culpa? —contestó abrazándola por la espalda.

Feriha abrió los ojos con dificultad tratando de alejarse de él.

— ¡Por Allah! ¡Ya me despertaste! —refunfuñó molesta.

Emir la miró alzando las cejas, era increíble que Feriha tuviera el descaro de enojarse cuando era ella misma la responsable de haberlo dejado muerto de frio toda la noche.

—Ven aquí pequeña ladrona —le dijo atrayéndola hacia su propio cuerpo.

No se le iba a escapar tan fácilmente.

— ¡Emir!

—Eres consciente de lo que acabas de hacer, ¿verdad? —le susurró al oído—. ¡Una vez más acabas de robarle todas las frazadas a tu pobre esposo!

Feriha esbozó una sonrisa traviesa, y haciéndose la tonta, se dio la vuelta para mirarlo a la cara.

—No sé de qué estás hablando. Cuando desperté estabas pegado a mí, no tienes pruebas para acusarme —se defendió con ojos retadores.

Emir le devolvió en gesto.

—Con que esas tenemos —dijo en un aparente tono desinteresado—. Bien, ¿pero sabes algo? Yo aun sigo muerto de frio y aunque quieras o no admitirlo, tú eres la responsable.

—Pues tendrás que subir la calefacción por las noches.

—Sí, eso es un hecho

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—Sí, eso es un hecho... pero, ¿y ahora qué? —preguntó alzando una ceja— ¿Qué piensas hacer para compensar a tu pobre esposo?

Feriha se sonrojó ante la insinuación, pero aun así decidió hacerse la desentendida.

Amor sin Final (Femir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora