Esta historia es un fanfic de la novela turca El Secreto de Feriha.
...
¿Qué ocurrió en los diez días previos a la boda de Emir y Feriha? ¿Cómo fue que realmente...
Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos del trabajo ajeno)
AMOR SIN FINAL
Autora: Daiana Mibrani
Los días habían pasado y Emir y Feriha habían disfrutado su estadía en la hermosa ciudad de Nueva York. Ella le había mostrado a su esposo la universidad en donde había finalizado sus estudios y también la institución en donde había llevado a cabo su doctorado.
La parejita recorrió cada lugar frecuentado por Feriha durante los últimos años: cafeterías, bibliotecas, museos y el Central Park. Este último era un sitio muy especial para la muchacha ya que era allí a donde acudía cada vez que necesitaba despejar su mente del ajetreado ritmo de la ciudad. Estar en el único gran espacio verde de Nueva York, de algún modo le hacía sentir a Feriha como si estuviera en su querido parque de Etiler.
—Espero que todo haya salido bien con esos dos —dijo Emir entrando a la habitación.
—Seguro que sí. —Feriha se sentía muy optimista—. Muero por ver sus caras cuando nos vean.
Los recién casados acababan de llegar a Miami.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aun era muy temprano por la mañana, pero las ansias de ver a sus amigos y saber cómo les había ido con su relación, eran demasiado grandes.
— ¿Qué te parece si vamos a verlos ahora? La habitación de Koray está en este piso.
Luego de registrarse en el hotel, Feriha le había preguntado al recepcionista por el número de habitación de sus amigos, y como ellos también eran huéspedes, el conserje no vio inconveniente en brindar tal información.
— ¿No crees que pueden estar durmiendo? —Emir verificó la hora en su teléfono.
—No es tan temprano, solo son las ocho. ¡Anda, vamos! —insistió haciendo reír a su esposo.
—Está bien, vamos.
El matrimonio se dirigió a la habitación de Koray, pero nadie les abrió la puerta, por lo que, un poco sorprendidos y con temor a que las cosas no hayan resultado como lo esperaban, se dirigieron a la habitación de Hande que se encontraba un piso más abajo.
—Ella debería estar —dijo Feriha luego de golpear tres veces—. A no ser que esté desayunando.
—Creo que es más probable que aun siga durmiendo —opinó Emir—. Prueba una vez más.
Cuando la muchacha estaba por golpear otra vez, escuchó el sonido de unos pasos acercándose desde el interior. La puerta se abrió dejando ver la cara despeinada y dormida de Hande, quien asomaba su cabeza ocultando el resto de su cuerpo.
