39) Noche de amigos

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AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani

En un pequeño pueblo ubicado a las afueras de Estambul, una joven de cabello negro arrullaba a su pequeño hijo mientras este se quedaba profundamente dormido.

—Por fin lo conseguí —dijo Gülsüm sentándose con cansancio en la sala del departamento en el cual vivía.

—Ese niño ha salido terco como su padre, no puede ser que te cueste tanto dormirlo —se quejó Hatice mientras tejía un suéter para el invierno que se avecinaba.

Gülsüm hizo oídos sordos y fue a prepararse un té. Necesitaba relajarse un poco ya que el día había sido muy pesado.

—Madre, lo he estado pensando y creo que voy a pedir una licencia en la escuela —informó mientras le ofrecía un poco de infusión a la mujer.

Hatice la miró con cara rara sin comprender lo que le estaba diciendo.

—Es muy difícil trabajar con esto —explicó señalando el yeso que llevaba en el brazo—. Los niños demandan mucho trabajo y ya no puedo... Pediré una licencia por unos meses.

Gülsüm había tenido un pequeño accidente domestico. Sin darse cuenta, apoyó mal el pie en las escaleras del edificio en el cual vivía, y terminó rodando varios pisos cuesta abajo. El resultado fue una doble fractura en el brazo derecho.

— ¡Por Allah! ¿Estás diciendo que no vas a trabajar más?

—Solo por unos meses en los que sana mi brazo.

— ¿Y qué se supone que vamos a hacer durante todo ese tiempo? Me imagino que al menos van a pagarte, ¿verdad? —cuestionó dramáticamente—. ¡Ay Allah! ¡Dame paciencia! Esta niña me va a matar de un infarto.

—No lo sé, madre. Mañana hablaré con el director de la escuela —dijo dando un suspiro. Su madre siempre hacía un escándalo por todo—. De momento, pienso que podríamos regresar a Estambul a casa del tío Riza.

— ¡Pero qué estás diciendo! —exclamó llevando las manos a la cara—. ¿Cómo pretendes que vayamos a casa de mi hermano? Allí no cabe ni un alfiler. Lo mejor será que le pidas una casa a tu esposo.

—Madre, Koray ya no es mi esposo —aclaró con disgusto. No había forma de que Hatice entendiera que estaba divorciada, ella simplemente se negaba a aceptar la realidad—. ¿Y qué tiene de malo que vivamos con el tío? Me sentiría mucho más cómoda allí, que teniendo que pedirle la casa a Koray.

—Sí, claro —murmuró en tono sarcástico—. Mi hermano y Zehra duermen en su habitación, Ömer en el cuarto de Feriha, y Mehmet y la descarada de Seher en el comedor. ¿Dónde quieres que entremos tú, mi Hüseyin y yo? ¿En la cocina?

Gülsüm hizo una mueca pensando que su madre tenía razón, realmente no había espacio en la casa. No tendría otra opción más que hablar con Koray y pedirle que les consiguiera un lugar para quedarse durante esos meses.

—Todo es culpa de Zehra que no ha sido capaz de liberarse de la víbora de Seher —refunfuñó Hatice—. ¡Ah! Pero si fuera yo la dueña de la casa, hace rato habría corrido a esa mujer. Con decirte que me ha tocado dormir con Ömer los fines de semana cuando voy a dejar a Hüseyin con su padre... ¡Ay Allah, Allah!

Gülsüm rodó ojos pensando que su madre no tenía remedio.

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Amor sin Final (Femir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora