Amor sin Final (Femir)

25) Francia " Lencería y recuerdos"

Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno).

AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani

En la ciudad de Estambul, una bella chica de cabello moreno bajaba de un taxi sosteniendo un hermoso y pequeño perro. Su amiga y compañera de departamento había olvidado unos documentos importantes por lo que ella había tenido que ir hasta su trabajo para alcanzárselos.

—Es increíble, sino hubiese estado en casa cuando llamó no sé qué habría hecho —pensó Lara sin salir del asombro.

Cansu llevaba una semana trabajando en ese proyecto y justo el día en el que iba a tomar la resolución frente a los clientes, se le ocurría olvidar los papeles.

— ¡Vaya!, aun tienes a tu... ¿Cómo se llama? —dijo una voz masculina a espaldas de la diseñadora— ¿Candy?

Lara acababa de ingresar a la recepción del hotel cuando escuchó que alguien le hablaba.

— ¡Sugar! —corrigió molesta al darse la vuelta y ver de quién se trataba— ¿Qué haces tú aquí?

—Estuve unos días acompañando a mi hermano —respondió con simpleza—. No sé si te enteraste del incidente que hubo en la boda de Feriha.

—Sí, yo misma estaba presente —dijo sintiendo un escalofrío. No quería recordar ese momento tan desagradable.

—Pues Levent tuvo que quedarse unos días aquí por cuestiones de la policía, y durante ese tiempo estuve con él.

—Sí, algo me había comentado Cansu al respecto, pero no sabía que estabas aquí, Bülent. Creí que no te llevabas bien con tu hermano —comentó sin pelos en la lengua.

A Lara nunca le había preocupado ser indiscreta y menos con ese chico que era bastante raro.

—Mmm, supongo que mi relación con él mejoró desde que soy independiente económicamente —dijo encogiéndose de hombros.

No es que Bülent tuviera la mejor relación con su hermano, pero al menos ahora podían verse y compartir algo de tiempo juntos.

— ¡Oh Lara!, llegaste —gritó Cansu aproximándose a ambos jóvenes.

—Cansu, eres un desastre. ¿Cómo se te ocurre olvidarte los documentos en la casa? ¿Qué habrías hecho si yo no estaba? —regañó con seriedad.

— ¡Lo siento! Es que mi cabeza no da para más. Feriha no está y Levent acaba de marcharse... Creo que no puedo con todo sola.

Los últimos días habían sido un infierno, ¡tenía demasiados problemas y tareas por cumplir!

—Levent dijo que podías contactarlo por cualquier cosa que se te ofreciera —informó el muchacho que aún seguía presente.

— ¡Bülent! Lo siento, no te vi —se disculpó Cansu dándole un pequeño saludo—. No quiero molestar a tu hermano después de todo lo que pasó. Además, con eso de que quiere vender sus acciones no sé qué pensar.

—Eso aun no lo ha decidido. Pero supongo que cuando regrese de Nueva York sabrá bien qué hacer.

—Bülent, por favor, convéncelo para que no lo haga —rogó la chica.

Cansu estaba demasiado ocupada como para ponerse a buscar un nuevo inversor.

—Es cosa de él, pero lo más probable es que por el momento no haga nada. Conociéndolo seguramente no le veremos la cara por un buen tiempo.