Amor sin Final (Femir)

101) Rüya

Prohibida la copia total, parcial o adaptación (Seamos respetuosas con el trabajo ajeno).

AMOR SIN FINAL

Autora: Daiana Mibrani

Feriha y Hande recorrían el centro comercial mientras sus esposos, cansados de ver tiendas, conversaban en un bar del mismo lugar.

Hande estaba muy entusiasmada buscando ropa para su bebé, ella ya tenía tres meses y medio y su pancita comenzaba a hacerse notar.

—Gracias por acompañarme, Feriha, tú sabes más que yo de estas cosas —dijo la muchacha mirando a Hakan. El pequeño estaba recostado en su cochecito observando todo a su alrededor mientras su mamá lo paseaba a través del enorme lugar.

—Descuida, yo también necesitaba descansar un poco y distraerme. Las compras son una excelente opción.

Hande sonrió y asintió con la cabeza.

—Ahora que el restaurante está listo podrás descansar.

—Sí, pero aún falta la inauguración... ¡Mi madre está muy feliz!

—Lo imagino. Habría querido estar hoy con ustedes, pero no creo que a tu tía le hubiera dado gusto verme —sugirió con una sonrisa malvada.

Feriha reprimió la risa. Seguramente, Hatice habría sacado a su amiga de los pelos.

— ¡Mira esa tienda! —señaló de repente—, es muy linda. Siempre compro ropita para Hakan allí.

Las chicas entraron al lugar y se pusieron a ver todas las prendas que había a su alrededor.

— ¡Mira Feriha, es hermoso! —Hande sostenía un vestidito de color rosa muy tierno.

—Lo es, ¿pero no crees que deberías esperar a confirmar si tu bebé es niña?

La rubia ignoró a su amiga y le dio la prenda a la vendedora.

—Llevaré este.

—Muy bien señorita, ahora mismo se lo preparo.

Feriha soltó un suspiro totalmente resignada. Era la séptima ropa de niña que Hande compraba en el día.

—En el próximo control es probable que el medico pueda ver el sexo... Ya verán que será una niña —sentenció muy convencida de sus palabras.

—No tienes remedio. —Feriha negó con gracia y luego desvió la mirada hacia un escaparate—. Por Allah, ¡mira que lindos!

Las chicas se acercaron a un aparador en donde había varios enteritos de animales.

— ¿Cuál llevo? —preguntó tomando una prenda—. ¡Me gustan todos!

—Pues llévalos todos —contestó Hande con obviedad—. Pero déjame el de conejito, es rosa.

La vendedora se acercó a las chicas pensando que estaba en su día de suerte. ¡No siempre le tocaban clientas tan buenas!

—Son perfectos ahora que se aproxima el otoño, señorita.

Feriha asintió intentado decidir cuál era el modelo que más le gustaba. ¿El de osito panda o el de ovejita?

—Llevaré los dos —habló finalmente. Eran demasiado tiernos y no podía decidirse por uno solo.

—Muy bien, ¿cuántos meses tiene su bebé? —preguntó la mujer para intentar calcular el talle.

Feriha se acercó al cochecito y levantó a Hakan para que la empleada lo pudiera ver.