Esta historia es un fanfic de la novela turca El Secreto de Feriha.
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¿Qué ocurrió en los diez días previos a la boda de Emir y Feriha? ¿Cómo fue que realmente...
Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno).
AMOR SIN FINAL
Autora: Daiana Mibrani
Emir estaba a punto de llamarle por teléfono a Hande cuando alguien golpeó con insistencia la puerta de su habitación.
Con fastidio, y pensando que seguramente Güneş habría regresado para buscarlo, se dirigió a abrir la puerta, y al hacerlo sus hermosos ojos de color miel se abrieron de par en par sin dar crédito a lo que veían. Su corazón rápidamente comenzó a latir desbocado al tener en frente a la mujer que más amaba en el mundo.
Feriha, por su parte, agachó la cabeza escondiendo la mirada. Estaba tan avergonzada de sí misma que no podía ver a su marido a la cara.
—Feriha —susurró Emir con preocupación. Las manos de su amada temblaban de manera incontrolable, además, su respiración se estaba tornando cada vez más irregular.
¿Acaso estaba llorando?
La joven guardó silencio unos segundos, y sin ser capaz de demostrar con palabras lo que su corazón demandaba a gritos, se abalanzó sobre Emir abrazándolo fuertemente y llorando desconsoladamente sobre su pecho.
El muchacho abrió los ojos asombrado, y sin entender qué ocurría, correspondió con cariño y dulzura el abrazo de su mujer.
—Cariño, ¿estás bien?, —pero ella no fue capaz de responder. No podía hacerlo porque el llanto era demasiado fuerte.
La pareja permaneció fundida en sí misma durante un tiempo. Emir acariciaba los cabellos de Feriha disfrutando el dulce aroma que tanto había extrañado.
—Lo siento —habló ella finalmente limpiándose las lágrimas del rostro—. Siento haber desconfiado de ti.
Feriha levantó la mirada para ver los ojos de Emir por primera vez, y al hacerlo, no pudo evitar romper nuevamente en llanto. Su marido lucía muy demacrado, tenía las ojeras marcadas y llevaba una incipiente barba que no se había rasurado en días.
Feriha no pudo evitar culparse. Ella era la única responsable del estado y sufrimiento de Emir. ¡Ella y sus malditos celos y orgullo!
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—Pe- perdóname por favor —pidió entre sollozos cubriéndose la boca con la mano.
Emir estaba muy desconcertado, no entendía absolutamente nada.
—Cariño, tranquilízate. Le va a hacer daño al bebé —dijo con la intención de calmarla.
Pero aquellas palabras tuvieron el efecto contrario. Feriha comenzó a llorar aún más al darse de cuenta de que no solo había lastimado a Emir, sino que también había puesto en peligro la vida de su pequeño hijo.
Preocupado, el joven tomó a su esposa por las manos, y cerrando la puerta de la habitación, la condujo hacia la cama sentándola con mucho cuidado.
