Esta historia es un fanfic de la novela turca El Secreto de Feriha.
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¿Qué ocurrió en los diez días previos a la boda de Emir y Feriha? ¿Cómo fue que realmente...
Prohibida la copia total, parcial o adaptación. (Seamos respetuosos con el trabajo ajeno).
AMOR SIN FINAL
Autora: Daiana Mibrani
Un agudo dolor inundó cada fibra del cuerpo de Feriha.
—¡¡Ay!! —gritó sujetándose del brazo de Hande para no caer al piso.
La fiesta quedó en completo silencio y todos los invitados posaron sus ojos en la jovencita.
— ¡Feriha! —Hande la aferró con fuerza—. ¿Que te sucede, estas bien?
La novia enmudeció al ver las piernas mojadas de su amiga.
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—¡¡Feriha!! —En un abrir y cerrar de ojos, Emir llegó al lado de su esposa y la sujetó con firmeza ayudándola a sentarse en la silla—. ¿Amor, estás bien? —preguntó angustiado. Su amada tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad—. ¡¿Hande, qué fue lo que pasó?!
Pero su amiga estaba tan sorprendida que prácticamente no podía articular palabra.
— ¡Rompió fuente! —gritó Aysun acercándose a su hijo—. ¡Deprisa! Tenemos que llevarla al hospital ¡Mi nieto va a nacer!
— ¡¿Qué?! —Emir se dio cuenta de que su mujer tenía las piernas empapadas, entonces sintió temor. ¡Era muy pronto para que su bebé naciera!, apenas tenían programada la cesárea para la próxima semana.
— ¡Allah!, no puede ser. ¡Aún no es tiempo!
Feriha estaba muy asustada y el dolor producto de las contracciones no ayudaba.
— ¡No te preocupes mi amor! Todo va a estar bien —dijo Emir para tranquilizarla, pero la realidad era que él también se estaba muriendo de los nervios y el miedo—. ¡Maldita sea, necesito un taxi!
Emir echó una mirada hacia la calle. ¡No podía creer lo que estaba ocurriendo! No tenían ningún tipo de movilidad, lo único disponible era el caballo de Hande y era obvio que no lo iban a utilizar.
—Madre, quédate con Feriha. Iré a buscar un taxi.
— ¡Emir! ¡No te vayas! —pidió la chica desesperada. No quería alejarse de su esposo.
—Mi amor, te prometo que no tardaré ¿Sí? —prometió dándole un beso en la mejilla.
—Emir, quédate con ella. Yo iré por el taxi. —Ünal corrió hacia la calle y Koray y Levent lo siguieron.
— ¡Dense prisa, por favor! —pidió intentando mantener la calma. No quería alterar aún más a su esposa.
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