Perfecta

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La cena de bienvenida estuvo llena de todas las formalidades que ya me esperaba, y que también consideraba como una rutina. Afortunadamente, el tener a Hvitserk sentado a mi lado me hacía la velada más ligera.

Me daba tranquilidad que la comida no fuese hecha a base de dragones, y también que Ryker estuviera hasta el otro extremo, junto a Harald y el mayor de los encargados. En resumen, todo marchó con tranquilidad para mí.

Recibí más felicitaciones y halagos por mi presentación, y yo los acepté con orgullo.

—¡Hermosa como Freyja..! —exclamó Harald, levantando su copa hacia mí.

—¡Y altiva como un dragón! —añadieron los demás presentes, uniéndose al brindis.

Sonreí, tratando de no abrumarme.

—Pareces manejar muy bien la fama —murmuró Hvitserk cerca de mi oído.

—Si me hubieras visto en las bases anteriores, sabrías cuánto te equivocas.

Después de ello, continuamos con el postre, el cual tenía un sabor exquisito. No sabía con exactitud lo que era, aún cuando ya lo habían explicado, y es que al parecer era tan exótico como delicioso. El hecho de que estuviera preparado con fresas me hizo pensar en Declan, y aunque él jamás me había cocinado algo con dicha fruta, imaginé que podría gustarle tanto como a mí.

Si se les ocurre aparecer, estúpidas voces inútiles, voy a clavarme un tenedor en la cabeza.

El resto de la noche se pasó con normalidad. Tuve que soportar una que otra mirada indiscreta, sobre todo de parte de Ryker.

Estaría mintiéndome a mí misma si dijera que no sentía miedo de tenerlo en la misma base, aún cuando siempre estuvimos en Vanaheim. Por alguna razón, las Escuderas no me bastaban para sentirme protegida. En Vanaheim, tenía a Heather en la misma cabaña, algunas veces a Jack, y últimamente también a Declan. Jamás tuve que preocuparme de si alguien entraba a mi cabaña durante la noche, y el pensar que ese podría ser Ryker, me inquietaba muchísimo.

Al dar por finalizada formalmente la cena, algunos pasaron a retirarse, mientras que otros nos quedamos para tener conversaciones más triviales y para seguir bebiendo.

Apenas tuvo la oportunidad, Daven me llevó a un extremo del gran salón para platicar. Acepté sin problema, conservando mi copa de vino para hacerlo lo más soportable posible.

—Estuviste fantástica en la Arena —dijo amablemente.

—Gracias. Tenía algún tiempo sin disparar, y me alegra volver a hacerlo, aún como mero espectáculo.

Daven dio un sorbo a su bebida sin dejar de mirarme.

—Hasta aquí llegaron los rumores de que estuviste lastimada, y que por eso es que apenas puedes volver a la zona de combate.

Asentí.

Él continuó hablando sobre algunas experiencias que había tenido al lesionarse, en ocasiones narrándolas de forma tan graciosa que ambos reíamos despreocupadamente.

Mis ojos no podían apartarse de su rostro, y en ocasiones de su ropa, y él terminó por notarlo.

—¿Pasa algo?

Negué.

Negué

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Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora