La noche del Viejo errante

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Hipo:

En el instante en que mis oídos captaron unas pisadas aproximándose hacia la tienda, me puse de pie y dejé el cuenco con la mezcla para cabello a un lado. Esperé con inquietud a que las dos figuras femeninas entraran.

—¿La vieron? —pregunté en cuanto Astrid y Elsa aparecieron, revelando lo ansioso que había estado durante aquellas horas en que ellas estuvieron en Andlang.

—Sí —respondió Astrid, removiendo su capucha.

Detrás de ella, Elsa permaneció parada con un semblante inexpresivo, pero que igual la hacía parecer ensimismada.

Guardé silencio, en espera de que alguna de las dos se dignara a decirme algo más. Los segundos fueron incómodos, y comenzaba a pensar que esa incomodidad ya era propia de nuestra atmósfera cuando de temas serios se trataba.

—Se veía muy distinta —añadió Astrid—. Incluso, me recordó a la misma _______ que recién llegó a Berk; se veía muy cansada y... triste.

El pensar en que no podía estar con ella para consolarla, me irritaba. Y sin embargo, era un pensamiento que debía hacer de lado para concentrarme en el plan.

Miré a Elsa, quien aún permanecía en la misma posición.

—¿Y Jack? —pregunté, más por cortesía que por interés.

Ella negó con su cabeza, notablemente decepcionada.

—Dimos por hecho que estarían juntos, pero no fue así. Solo espero que se encuentre bien; eso me basta.

En todo aquel tiempo, la había llegado a conocer lo suficiente para percatarme de que no estaba siendo del todo honesta consigo misma. Sin embargo, ella no era de las que mentían para beneficio propio; quizá intentaba mantenerse al margen tanto como yo para no dejarse llevar por su melancolía.

—Tu hermano es una persona bastante inteligente y escurridiza —le dije, en un intento por darle tranquilidad—. Seguro que está bien, y más teniendo a _______ de su lado..., quiero pensar —susurré eso último.

—Puede que tengas razón —mencionó la rubia—. A ella la tienen muy protegida: hay seis mujeres que la acompañan a todos lados, y por lo poco que vimos, no parece como si ellas la tuvieran como rehén, al contrario. Si de verdad son tan cercanos, seguramente ella hará lo posible para protegerlo también, igual que a Heather.

Elsa resopló, y esa fue la primera vez que la escuché hacerlo.

Astrid y yo la miramos, sin juzgarla, pero ella pareció arrepentirse por su reacción poco refinada.

—Discúlpenme. Es que... jamás conocí a nadie que fuera del interés amoroso de Jack, y definitivamente Heather no es la persona que esperaba para él.

—Si de algo sirve decirlo —hablé—, por lo que Heather me dio a entender, Jack no la ve como un interés amoroso. 

 

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Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora