Come fly with me (Hipo y tú)

El viaje.

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Apenas el resto del equipo me vio fuera de la cama se preguntaron lo qué estaba sucediendo. Hipo les informó el plan y asignó a Patán y Patapez para cuidar la base en nuestra ausencia.

-Ya extrañaba poder salir a volar ¿tú no, nena?- acaricié el lomo de Luna al terminar de colocarle la silla de montar. La susodicha afirmó con un gruñido que provoco una risa en mí.

-Vas a necesitar esto.- Hipo apareció y me tendió una capa gruesa que calentaría mi cuerpo durante el viaje.

Le agradecí con una sonrisa y tomé la capa entre mis manos.

Al percatarme de que el zagal no tenía intenciones de darse la vuelta y regresar a hacer alguna cosa importante me aproximé a él.

-Hipo...- frené mis palabras quedando hipnotizada por toda su faz.

-¿Sí?- acunó su mano sobre la mía y en seguida sentí una corriente eléctrica desde la palma hasta mi pecho.

-Heather me contó...- dejé la frase a medias con una sonrisa traviesa para darle la oportunidad de averiguar lo que intentaba decirle.

-¿Qué?- frunció el entrecejo sin entender así que me animé a ir directo al grano.

-Me contó que te ofreció quitar mi ropa mojada y luego vestirme con ropa seca y tú aceptaste.- jugué un poco con nuestros dedos entrelazados.

Su mirada se suavizó al igual que su cuerpo se relajó en un suspiro. Con su mano  sobrante acarició dulcemente mi mejilla, sentía su respiración chocar contra mi nariz y vaya que era tentador. La ausencia que en algún momento sentí me estaba torturando al punto de hacerme jadear sobre su mentón.

-Ah, c-claro... ¿quién más lo habría hecho?- sonrió rozando su nariz con mi mejilla que estaba siendo mimada por las caricias de su mano.

La proximidad de nuestros labios era tan provocativa que sentí un espasmo en mi entrepierna, allí dónde también lo he extrañado.

Giré un poco mi rostro hasta que quedamos literalmente nariz con nariz.

-Gracias.- relamí mis labios y los dejé entreabiertos para provocarlo de la misma forma, estaba dispuesta a cortar la distancia entre nosotros pero el vaho de su boca chocando contra la mía al hablar me detuvo.

-Me tenías muy preocupado, en ese momento no pensé en otra cosa que en querer volver a verte riendo tan despreocupada y bobamente. Y cuando te vi así con Heather fue como si los dioses me hubiesen escuchado.

-Aquí estoy.- susurré despejando el costado de su cara de unos mechones rebeldes de cabello.- Te he echado tanto de menos.- admití con el corazón en la garganta.

La tensión sexual era tal que no nos percatamos de en qué momento nuestros dragones habían abandonado los establos, dejándonos a ambos solos.

-Demuéstramelo.- incitó inclinando su mentón para rozar la comisura de su labio inferior por mi labio superior.

Sin chistar me abalancé sobre él y capturé sus labios  en un beso frenético en el que se reflejó cuánto habíamos estado esperando ese momento. Sus manos bajaron a mi cintura, rodeándola y apegándome más a su cuerpo mientras que su lengua se introducía en mi boca y la examinaba como si de un caramelo se tratase, yo tomé de los mechones de su nuca y los despeiné atrayéndolo hacia mí. La capa que antes sostenía entre mis manos se deslizó hacia el suelo.

El sabor de su saliva me parecía un elixir realmente embriagante y exquisito, iba a juego con su olor corporal el cuál me hacía sentir en casa.