Declan

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Ah... -suspiré al ya no poder contener la respiración.

Sentía su aliento chocar contra la parte interna de mis muslos como una lasciva tortura que él disfrutaba.

Corrientes eléctricas atizaron mis nervios cuando sentí la humedad de sus labios en aquella zona, haciendo un recorrido que subía de forma lenta y tortuosa.

Hipo... gimoteé Hipo, ven aquí supliqué estirando mis brazos hacia él en una invitación.

El zagal subió hasta mi rostro y me besó con fervor, estrujando mis mejillas para mantener el contacto un largo rato. Así hicimos nuestros labios bailar a un vaivén vehemente y desesperado, con el sonido de una suave llovizna de fondo.

Durante el acto, Hipo me tomó con fuerza de las caderas y jaló mi cuerpo hacia abajo para que él pudiese acomodarse entre mis piernas, provocando un chillido de sorpresa que raspó mi garganta.

Shh.. silenció dulcemente colocando su pulgar sobre mi labio inferior para después tirar de él con suavidad.

Su falo, ya despojado de toda prenda, chocaba contra mi abdomen y provocaba ligeros espasmos en mi entrepierna ansiosa por él.

Gemía su nombre sin cesar, como si una parte de mí rogara porque su figura no se desvaneciera a causa de una ilusión, y en respuesta él me susurraba cosas las cuáles aumentaban el cosquilleo en mi entrepierna.

Finalmente tomó su miembro viril entre sus manos y lo colocó en mi entrada, sin embargo no procedió a introducirlo, en cambio me tomó del cabello y se abalanzó sobre mí para devorar mis labios una vez más.

Jamás me había besado tan fervorosamente como lo hacía ahora, se había convertido en un Hipo distinto, uno al que era una total aventura y gozo conocer. Hice todo por seguir el ritmo de sus labios y su lengua, uniéndome así a su lascivia.

Aún con nuestras bocas unidas, mi garganta emitió un chillido debido a la impetuosa embestida con la que finalmente Hipo unió nuestros cuerpos en uno sólo.

Sin poder evitarlo mordí el labio inferior del castaño y lo tomé de los cabellos de su nuca para poder controlar el mar de sensaciones que vinieron a mí como un huracán.

Mhh..

Ah, nena.. suspiraba cerca de mi oído con una voz profunda y a su vez sensual.

Me penetró a un ritmo pausado, hasta que poco a poco fue incrementando sus embestidas y así nos hundimos en un mar de placer. No existía nada más, eramos tan sólo él y yo entregándonos el uno al otro en medio de la mágica noche.

Me aferré a su espalda para atraerlo más a mi cuerpo y él se acomodó mejor en esa posición para tomar impulso. Apenas sus penetraciones aumentaron en velocidad ya no pude contener más los gemidos, era un verdadero éxtasis la forma en que encajaba perfectamente dentro de mí y sus movimientos hacían mis piernas temblar.

Sentía una deliciosa opresión en mi vientre cada vez que Hipo abría mis paredes y llegaba hasta el fondo, al igual que un cosquilleo por los alrededores de mis muslos que no hacía más que enloquecerme.

Hi... Hipo ¡Mhh! mordí mi labio para silenciarme, lo cual me resultó inútil pues él aumentó aún más la velocidad ¡Ah! ¡Hipo!

Afortunadamente mis gimoteos se encubrían por el sonido de la lluvia, la cuál también comenzó a incrementar.

De pronto, el castaño paró e inmediatamente me tomó de las caderas con firmeza sin salir de mí, con un hábil movimiento me posicionó encima de su cuerpo y me otorgó el liderazgo de las embestidas así que no dude en comenzar a subir y bajar lentamente.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora