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Eco. Esa era la palabra que describía el escenario.
Eco en la fría habitación que albergaba mi tormento. Eco en la furia que salía de sus bocas déspotas y venenosas. Eco en cada mirada que me ponían encima con todas las intenciones de devorarme. Eco en el retumbar de los puños que golpeaban la mesa en cada énfasis. Eco en sus pisadas autócratas, en sus posturas dominantes y sus ojos tiranos.
Eco en los residuos secos de lágrimas que dejaron en mis mejillas la huella de su existencia y de mi martirio. Eco en mi cabeza por todos los gritos recibidos que parecían incesantes. Eco en cada palabra lacerante que usaban para terminar de romper mi estabilidad. Eco en mi conciencia borrosa y traicionera. Eco en el frenesí que azotaba mi pecho con cada raudo palpitar. Eco que dejaba cada maldita voz en mi cabeza a modo de castigo.
Y así fue como las horas pasaron, conmigo encerrada en contra de mi voluntad en una oficina con absolutamente todos los miembros del Consejo.
Desde el momento en el que lograron sacarme de la armería, me llevaron allí y me mantuvieron en una jaula hecha con amenazas, regaños, insultos y gritos. Pasé lo que restó del día allí, y solo estuve consciente de que habíamos pasado al día siguiente porque mi cuerpo comenzó a padecerlo.
No me permitieron dormir, beber ni comer nada. Y pese a que el día anterior tampoco había ingerido mucho, el hambre acabó provocándome náuseas, nublándome la vista y dejándome con la energía apenas suficiente para mantenerme despierta.
Pero como si todas aquellas horas no hubiesen bastado, los gritos jamás terminaron, ni parecían estar cerca de hacerlo. Me pregunté varias veces cómo era que ni ellos mismos se cansaban de esto. Pero siendo su codicia la respuesta más pronta que pensaba, no me parecía ser lo único; entendía que los había hecho perder muchísimo dinero al haberme rehusado a pelear, y ellos se encargaron de dejármelo claro de la peor manera. Sin embargo, luego de soportar la tiranía de los Grimborn y su Consejo durante más de medio año, mi atrofiada mente concluyó que también se trataba de una cuestión de honor que ni siquiera La Huldra podría comprender. El haberle puesto una mano encima a Ryker y haber hecho toda la escena de la que muchas personas fueron testigos fue como un cuestionamiento rebelde hacia su ego y autoridad, los cuales se esmeraban en proteger celosamente. Partiendo de ello, no podía esperar menos de lo que estaba recibiendo en aquella oficina.
El temblor que había estado sacudiendo mi cuerpo toda la noche pasó solo a presentarse en mis tensas manos y piernas, las cuales además de estar adoloridas por los raspones que me ocasioné al intentar defenderme en las cámaras, tenían rasguños de mis propias uñas por hacer el enorme esfuerzo de controlarme.
Ya no lloraba, ni tampoco me movía. Mis ojos apenas parpadeaban y mi pecho se levantaba ligeramente por mi respiración, pero eso era todo. Y a pesar de presentar esa quietud, mi cabeza maquinaba con locura.
Una vez más me sentí pequeña, vulnerable y humillada. Pero sobre todo, el nivel de intimidación al que estaba siendo sometida era uno denigrante y enfermizo. Los seis miembros del Consejo me tenían rodeada cuales depredadores, con miradas acechantes y expresiones que irradiaban ira. Pero no solo eran sus amenazas las que buscaban intimidarme. Todos se encargaron de expresar su engorro de distintas formas, incluso el mismo e inescrutable Aidan Gallagher, mientras que yo permanecí callada en todo momento porque me encontraba tan exhausta mental y físicamente como para atreverme a enfrentarlos.
Por supuesto, Ryker intentó aprovecharse de eso al acercárseme y maltratarme, a lo que Viggo intervino para no volver a caer en el mismo círculo vicioso. Sin embargo, él fue el primero en expresar sus intenciones de ya no impedir que su hermano hiciera conmigo lo que quisiese al terminar la gira. Las náuseas incrementaron con cada escenario que se implantaba en mi cabeza al imaginar lo que, a ese punto, ya consideraba inevitable.
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Come fly with me (Hipo y tú)
Fanfiction𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐥𝐥𝐚. 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 é𝐥. Un pueblo derrotado y un vuelo a una isla desconocida harán que Hipo y _______ se encuentren. Ella podrá tener un nuevo comienzo a pesar de sen...